Pasa al interior y ponte cómodo

29.8.09

Adiós, Mario Merlino

Ayer conocí la noticia de la muerte de Mario Merlino, profesor de lengua y literatura, escritor, poeta, dramaturgo, "performancer", organizador de talleres literarios y, sobre todo, traductor.
Yo tuve la suerte de asistir a uno de sus talleres ("La escritura: tesoros en el abismo") en el XIX Carnaval Literario de la Escuela Gençana. Allí conocí, de su mano, la obra "Mediations" de Gary Hill, uno de los pioneros del video art. Fue un taller inolvidable. Los chicos de bachillerato vencieron su timidez inicial y se arrancaron a escribir sobre los folios de papel que Mario, antes de iniciar el taller, había arrugado (en forma de pelota) y depositado sobre su mesa.

En el taller reflexionó y nos invitó a todos a hacerlo sobre lo cóncavo y lo convexo, sobre lo vacío y lo lleno, sobre el silencio y el sonido. Mientras escribíamos -incitados por él- sonaba la canción "Silence is sexy" de Einstürzende Neubauten. Fue una hermosa experiencia.

Y tuve el placer de conocerlo más de cerca y de escucharlo, durante tres años, en los encuentros de Animación a Lectura de Arenas de San Pedro, organizados por Federico Martin Nebras y la Asociación Pizpirigaña.

Allí, junto a Jesús Marchamalo (y Noni Benegas, en una ocasión), nos hizo disfrutar con su humor, su inteligencia y su intuición poética en sucesivos recorridos por las preposiciones, las conjunciones y los adverbios. En el bosque de Riocantos aún perduran, entre los árboles, muchas de aquellas palabras.




Mario Merlino tradujo, entre otros autores, a Jorge Amado, Clarice Lispector, Ana María Machado, Nélida Piñón, Eça de Queirós, António Lobo Antunes, Gianni Rodari y Allen Ginsberg. En 2004 recibió el Premio Nacional a la mejor traducción por Auto de los condenados, de António Lobo Antunes. Su último trabajo como autor fue, precisamente, con Jesús Marchamalo, gran amigo y compañero de charlas y conferencias. No hay adverbio que te venga bien, ilustrado por Isidro Ferrer y editado en Eclipsados, recoge la conferencia que pronunciaron en 2008 en Arenas de San Pedro.
Puedes conocer algo más sobre Mario Merlino en una entrevista publicada en la revista Consumer
Y también puedes leer las líneas que le dedica Clara Obligado en el blog de su taller. Ambos, además de amigos, fueron pioneros en la puesta en marcha de talleres de escritura creativa en Madrid y compartieron muchos proyectos.

Dejo aquí un fragmento de No hay adverbio que te venga bien en recuerdo de un gran amante de las palabras, un tipo cariñoso, entrañable y con gran sentido del humor, del que me siento orgulloso de haber aprendido tantas cosas. Gracias, amigo:

"Me gustan las palabras. Me gusta bajar por la mañana a comprarlas y elegirlas, una a una, como si fueran albaricoques maduros.

Nunca se sabe qué palabras van a necesitarse a lo largo del día. Nunca se sabe cuáles sacar de casa en la mochila, o llevar en la maleta, de viaje. Cuántos adjetivos –blanco, oloroso, fértil–, cuántos verbos y cómo conjugarlos: te quiero, conduzco, abriendo, he estado, supuse... Cuántos artículos indefinidos. Cuántas preposiciones. Me gustan las palabras. Me gusta atesorarlas, pero también dejarlas escapar, a veces, como si no fueran mías. Neblina pesa tan poco, es tan inerte, que basta con mover los labios para que la mínima racha de viento se la lleve.

Hay decenas de miles de palabras. O más. Palabras construidas en chapa, esqueje; o con madera, tacón; palabras recortadas en papel cebolla, sílfide o liminar; y palabras bastas como una tela vieja: lomera, bayeta, batanar… Dice John Berger, el escritor, que hay palabras que hay que masticar, como si tuvieran nervios: duplicar, irreversible. Palabras que se te hacen una bola, como el filete de un mal comedor: sacramento, pigmentación, geoestratégico... Y hay otras que se te deshacen en la boca, como los versos de un poeta romántico: titilar, libélula...

A mí me ha gustado siempre ulular. Y no me gusta, nada o casi nada, abencerraje. Me gusta merengue, y detesto canaleta. Me gusta decir bucle, y odio decir tajada.

Mi amigo Luis Mateo Díez, con quien me encontraba alguna mañana, alto y delgado, transversal como un quijote, en el bar La Escalinata, en la Plaza Mayor de Madrid, me contó que a él la palabra que menos le gusta es escrófula. Nunca he sabido exactamente lo que significa pero es una palabra horrible. Escrófula. Las palabras de los médicos siempre suenan fatal, a diagnóstico terminal, a desahucio: mesenterio, linfático, tumefacto...

Sin embargo son bonitas las de los oculistas: iris, pupila, miope. Otra palabra que no me gusta nada es espetar. Suena a mecanismo explosivo: espetó. A granada de mano: coges la palabra, la sujetas con fuerza en la mano, quitas el pasador con los dientes, la arrojas lo más lejos posible, te proteges y esperas. Uno, dos, tres, cuatro...

No se ha oído porque la he tirado lejos. Pero desengáñate: ha espetado"

25.8.09

Nos roban Gredos

Acaba de llegar a mi buzón de correo electrónico la siguiente convocatoria. Me la envía Mari Sol García. Espero que lo difundáis:

Ante las injustas e inexplicables obras que están realizando dentro del Parque Regional de Gredos, que es zona ZEPA y LIC de la Red Natura 2000 europea, toleradas por la Junta de Castilla y León y por la Confederación Hidrográfica del Tajo, donde se está derivando el agua de la Sierra para favorecer los intereses privados de una pretendida macrourbanización de 431 chalets y un gran hotel, a costa de destruir ese espacio protegido único, y de arruinar una amplia zona de bosque autóctono, vital para el entorno del municipio de Candeleda.
Y porque el agua de todos los candeledanos se lo están llevando descaradamente para beneficios mercantiles privados y de manera totalmente ilegal, desde la Plataforma Contra la Especulación Urbanística y Ambiental de Candeleda hemos convocado una Manifestación para el próximo viernes, día 28 de este mes de agosto a las 20,30 horas en la localidad de Candeleda (Ávila).



El inicio de la misma será en la Plaza Mayor de Candeleda (lugar donde se ubica el Ayuntamiento). Allí los portavoces de la Plataforma atenderemos a los periodistas, y después se realizará un recorrido por diferentes calles del pueblo, finalizando en el sitio conocido como la Cañada donde se dará lectura al manifiesto final.

¡NOS ROBAN GREDOS! Es el lema elegido para esta manifestación, y se corresponde con la alarma que queremos transmitir a las personas del entorno geográfico próximo y a la sociedad en general, ante las últimas actuaciones que estamos viviendo en esta localidad abulense en relación con las irregularidades que presentan las obras de captación , conducción y construcción de un depósito de 750.000 litros, destinadas al abstecimiento de agua de la macrourbanización "Candelas de Gredos", promovidas por la constructora privada Dávila Monteblanco, SL . Todas estas obras se están llevando a cabo dentro de esa zona protegida de Gredos, sin someterse al tramite de Evaluación Ambiental y vulnerando con descaro hasta las condiciones impuestas por las dos administraciones tolerantes.

Candeleda no puede permitir que arruinen su excepcional entorno, y tampoco puede consentir que se lleven el agua que necesitan los actuales habitantes del municipio por una empresa que sólo busca beneficios económicos a cambio de destrozar lo más valioso del municipio, es decir; su naturaleza, su paisaje y su agua.

Esta Manifestación forma parte de otras muchas acciones (entre ellas las legales) que se están llevando adelante por la Plataforma Contra la Especulación Urbanista y Ambiental de Candeleda. Por ese motivo les pedimos den adecuada divulgación de la misma, quedando gustosamente a su disposición, pudiendo contactar con nosotros en los siguientes teléfonos de los portavoces designados:

Pilar Diego: 629 627 431
Jesús Dútil: 687 488 312
Fernando Martín: 600 798 431

PLATAFORMA CONTRA LA ESPECULACIÓN URBANÍSTICA
Y AMBIENTAL DE CANDELEDA
Apartado de Correos nº 179.
05480 Candeleda (Ávila).
E-mail: nourbanizacioncandeleda@hotmail.com

24.8.09

Raphael de la Ghetto

Otro video rescatado del baúl de los recuerdos
De nuevo, el gran poeta Raphael de la Ghetto


Callejero

El alcalde de Salamanca vuelve a celebrar -brindando con ron Cacique- otro de sus logros "democráticos". Bastaron unos minutos, en un pleno extraordinario, para votar en contra de la propuesta presentada por el grupo socialista de revocar el cambio de nombre de algunas calles dictado por el alcalde a título personal, sin pasar por ningún pleno municipal ni comisión.

Podéis poneros al corriente de todo en el blog La Voz de Salamanca o en los diarios Tribuna de Salamanca o El Mundo.
Desde aquí mi homenaje y mi reivindicación personal del callejero histórico de Salamanca y mi reprobación a la actitud del alcalde y de sus concejales.
Hasta cuándo Salamanca permitirá hacer y deshacer a su antojo a su alcalde. Para cuándo un cambio de actitud de los salmantinos conservadores, apegados a herencias ideológicas e intereses de todo tipo, y sometidos. Para cuándo un salmantino que nos haga recordar a los caballeros pardos medievales, defensores de su ciudad y sus conquistas, o a las valerosas mujeres que hicieron frente a Aníbal.


Callejero

Hoy paseo por la Plaza de la Fuente y veo que las cabinas aún están forradas con anuncios de pisos de alquiler sin contrato. Recuerdo entonces a Raquel, Angela, María y Max que siempre quisieron vivir en la calle Bientocadas y hace años rastreaban los portales de esa zona en busca de algún piso.
Y recuerdo también la casa de Paqui, en la calle Traviesa, dónde hicimos más de una travesura literaria.
A mí, en cambio, me gustaría vivir en la plaza del Ahorro o en la calle Compañía. Pero me tocó en suerte vivir cerca del paseo del Rollo.
Quizá algún día viva en la calle del Limón, cerca de Viki, o en la calles del Aire o Dos Encinas, o en la plaza del Jilguero, o en Zamora, junto a Elena, que me llevaba y traía por la calle de la Amargura.
A veces la vida y el callejero coinciden y uno vive en la calle de su historia. Como Déborah, que trabajó con niños en Chiapas y vivió el año pasado en la calle Guerrilleros, o Miguel, que hasta encontrar novia vivió en la calle Soledad y cuando la perdió (la novia) y cambió de piso no encontró alquiler en la calle Consuelo ni en el paseo del Desengaño.
Qué hermoso sería para un excarcelado vivir en la plaza de la Libertad; para un alumno de primer curso en la calle Licenciados; para un amante del vino en las calles Lagar, Bodegones o La Viña; para un niño en la calle Recreo; para un egoísta vivir la Calle Santa Rita; para dos novios enfadados en la calle Las Paces o la calle El Perdón.
Qué duro para un suspenso vivir en la calle de la Fe; para un balsero en la calle Cuba; para un feo en la calle Espejo; para un alcalde que pierde los papeles en la Calle Gibraltar, para un adicto al parchís en la calle Oca; para un anciano en las calles Gurruminas, Raspagatos y Sordolodo que ya no existen; para un enterrador en la calle Marmolistas y ser vecino de Pedro y Pablo; para un pescador vivir en la calle Carniceros o para un aficionado al saxofón en la Calle Silencio junto a la casa de los frailes claretianos.
Y qué escándalo sería vivir en la calle Galileo y que toda mi vida girara en torno a ti. O en la Plaza de los Gascones y ser tu Cyrano y empañar tus ojos cada noche con el vaho de mis versos. O en la calle Santa Bárbara y acordarme de ti cuando truena. O en la calle Trébol y compartir contigo la suerte de mis cuatro hojas. O en la calle Orégano, junto a un monte. Pasa la mañana. Me detengo un instante en la calle Mediodía. Miro el reloj. Me pita un coche. Será mejor que me calle.

18.8.09

Señal

Ya queda menos para que vea la luz el libro de poemas Señal, una apuesta editorial de Mundanalrüido (Santander) con textos míos e ilustraciones de Sara Morante. Mundanalrüido cuenta con otro libro en catálogo: Dragón, un cuento de Alberto Iglesias ilustrado por Anna Mer y que ha tenido muy buenas críticas.
La editorial, está arropada por el estudio de diseño Beusual, encargado de la identidad de la tienda y del diseño gráfico de sus colecciones de libros, tareas que realizan con un mimo y entusiasmo especial.
Es todo un honor iniciar una colección de poesía. De ahí mi agradecimiento público a Ainara Bezanilla por valorar mi trabajo e invitarme a compartir dicho proyecto.
Señal es un canto desgarrado y poético al amor, la soledad y la muerte, tal vez las tres palabras que dejen una mayor huella en nuestra piel y en nuestro corazón, como las tres heridas de Miguel Hernández: la del amor, la de la muerte, la de la vida.
De la parte gráfica se encarga Sara Morante, una excelente ilustradora que está devanando, madeja a madeja, cada texto y confeccionando unas imágenes de una extraordinaria fuerza narrativa y poética.
Juan Carlos Mestre, gran poeta y amigo, dijo lo siguiente con relación a Señal, después de leerlo casi en primicia: “Qué libro hermoso, rotundo, desobediente, nuevo, has escrito, que sedición de seducciones hay en él, en su asedio de delicadeza al discurso amoroso, al amor como conciencia perturbadora de la realidad, al cuerpo como espacio simbólico de revelaciones; me ha encantando, literalmente un encantamiento persuasivo y emocionante de la capacidad del lenguaje poético por descubrir las zonas vedadas a la razón y restituir los ocultos sentidos de la semejanza entre realidad y deseo. Estupendo libro que te agradezco la primicia, y la confianza, de ser lector con privilegio".

Para muestra un botón:
La soledad del bárbaro es, tal vez,
la más secreta de las soledades.

Los ojos de sus víctimas, vacíos de respuestas,
son la prueba inequívoca
del odio con que sueñan a diario,
de lo inútil y oscuro de sus crímenes,
del amor disecado en su recuerdo.

Porque sólo el tiempo salvaguarda sus secretos
más íntimos e inconfesables.

Sólo la sangre adulta de sus ojos,
la rabia que heredaron de algún dios
desposeído y sin arcilla
o el llanto que jamás usaron,
les hace vulnerables a la vida.

Puede que un día de tormenta
el más humano de los bárbaros,
deje en el rostro de su víctima
su tacto arrepentido.

Tal vez una emoción o un sueño
le destrocen un día, de repente,
el cálculo perfecto.

Niños raros

Niños raros es un proyecto ideado por Tomás Hijo hace un par de años y en el que tengo el gusto de participar con mis textos. Después de un largo tiempo, por fin he podido completar los poemas y ha sido un experiencia reveladora pues no es nada fácil escribir para niños y sobre niños después de releer Los niños tontos de Ana María Matute (Media Vaca) y Chamario de Eduardo Polo, heterónimo de Eugenio Montejo (Ekaré), dos libros espléndidos. El libro Niños raros lo componen 29 niños muy particulares, cada uno correspondiente a una letra del abecedario, que conformarán un álbum en el que ya se ha interesado algún editor. Los textos ya están listos. Ahora sólo faltan las ilustraciones de Tomás, quien trabaja a partir de los bocetos iniciales. El libro pretende ser, además, un cuaderno de trabajo para el profesor ya que cada uno de los textos e ilustraciones nos ofrecen un registro retórico y gráfico diferente. Comienza la cuenta atrás. Os dejo un aperitivo:


Niña jirafa
Soneto con eco

De la sabana la grandiosa diosa
vive encogida en una escasa casa,
mientras la vende o la traspasa pasa
las horas como mariposa. Posa
su larga lengua en la olorosa rosa,
muere de amor mientras amasa masa
de pan de avena que a la brasa asa,
pues esta altísima y hermosa osa
ser la sílfide más fragante ante
los jóvenes de la manada. Nada
mejor para su campesino sino
que otra jirafa suplicante cante
su amor por ella y su camada amada
ponga por fin en su destino, tino.

17.8.09

Decíamos ayer

Después de un largo paréntesis, vuelvo a abrir las ventanas de este desatendido blog y a airear sus estancias con el propósito de asomarme a la red y compartir con todos vosotros información y poesía.

Quiero pedir disculpas a quienes, hartos de esperar una nueva entrada, no han dejado de visitar este páramo y de firmar, incluso, algún mensaje de aliento. Gracias por animarme a desprecintar el blog y retomar su rumbo.
Y para celebrar dicho acontecimiento, un viejo texto rescatado del disco duro con el título de "Salmo responsorial":

He vuelto para olerte por las noches, cuando los pobres se acomoden en sus cajas de cartón y los llantos discurran por el mar y las alcantarillas y los labios rojos.
He vuelto para hartarme de preguntas y escarbar tus ojos, para romperte el corazón con un zapato gris, para robarle al jueves una duda más y merendar a solas por la tarde o nunca.

He vuelto para herirte los recuerdos que prendiste en tu piel con alfileres, para ordenar el tráfico nocturno. Para trepar al límite del frío y calcular tus sueños.
He vuelto con tu sombra de la mano para invitarte al cine o al amor, para quedar contigo en un paso de cebra y abrazarnos sin prisa y sin palabras.
He vuelto para entrar en tu locura, para frotar tu cuerpo con el mío hasta inventar el fuego, para mirarte atento y escondido como si fuera algún ladrón.
He vuelto con la luna en el bolsillo para hacerte un poema a la medida. Para abrir las costuras de tu herida y colarme, tal vez, en tu silencio.
He vuelto para hablarte de los hombres, para errar otra vez y una vez más, para entrar en el fondo de tus sueños sin apenas oxígeno y encontrar un perla con tu nombre.
He vuelto para arder en tu desván, cuando el sol se derrame en las persianas y las bañe de yema y caramelo, para tocarnos con la prisa de los niños, para fumar cigarros a escondidas y adivinar tus bragas de algodón.
He vuelto a confesarte que te quiero como a un árbol, a tender mi tristeza en tu ropero, a decirte algún plan para la muerte, a acampar para siempre en tu futuro y bailar como un pájaro en la lluvia.
He vuelto como el sol de las cosechas que se afana en dorar los girasoles, como vuelven también las golondrinas, como vuelven las olas indecisas, como vuelve el amor y el bumerán.
He vuelto con el mar en la toalla para ahorrarte una carta y la saliva, para urdir una luz en tu costumbre, para hacerte cosquillas en las espalda, para abrir una cuenta con tus besos, para echarte unas gotas en los ojos, para morir contigo.