Pasa al interior y ponte cómodo

24.3.08

10 palabras para sobrevivir a un diluvio

[... ] El Diluvio Universal me lo sabía de memoria. Nos lo habían contado mil veces, pues la Biblia era en aquella época una fuente inagotable de relatos. Si un niño oye que se está produciendo el Diluvio Universal, cree a pies juntillas que se está produciendo el Diluvio Universal que, lógicamente, no tardaría en llegar a Madrid. Me metía en la cama imaginando formas de escapar cuando las aguas empaparan mi colchón y me preguntaba cómo, siendo mi padre una buena persona, no había sido advertido con tiempo para que fabricara un Arca como la de Noé en la que librarnos de aquella maldición. [...]

Juan José Millás
Postales con lodo


No puedes plegar un diluvio y
guardarlo en la gaveta.

Emily Dickinson



Diez palabras

Dime cuáles son para ti
las diez palabras más bellas de la lengua castellana
y te diré quién eres

Nicanor Parra


Para mí
la primera barcarola
porque es mentira y además se puede
cantar en más de dos idiomas

la 2 podría ser
un adjetivo en femenino

blanca

la tres, tálamo,
no necesita explicación

4 cincel
5 amapola
epitalamio puede ser la sexta
aunque tal vez suena algo rebuscada
amor sería más fácil
pero también más tonto
la siete bocamanga

podría escoger ángel
pero prefiero feria
sí, feria es la octava
la novena palabra es artefacto
(siempre me gustó)
la décima vergel

Gonzalo Escarpa
Fatiga de Materiales

Paraguas
La palabra “paraguas” nos permite resguardarnos del agua cuando diluvia sobre los tejados y los corazones.

Pero como dice Rafael Pérez Estrada en uno de sus poemas:
"En ocasiones es fácil confundir a los paracaidistas náufragos
con las grandes medusas"
l
Diccionario
El diccionario está lleno de palabras. Es el arca de la RAE, donde los académicos de nuestra lengua meten casi todo lo que está a nuestro alrededor o en nuestro interior. En un diccionario cabe la palabra "mundo" pero también la palabra "corazón" o la palabra "montaña".

Diccionario, no eres
tumba, sepulcro, féretro,
túmulo, mausoleo,
sino preservación,
fuego escondido,
plantación de rubíes,
perpetuidad viviente
de la esencia,
granero del idioma.

Pablo Neruda
Nuevas odas elementales

Botella
Hay quienes ahogan sus penas en alcohol porque nunca se atrevieron a enfrentarse a la realidad.
Y hay quienes confían en las botellas como portadoras de mensajes, con la esperanza de que lleguen a alguien que pueda salvarnos. Incluso hay quienes son capaces de meter barcos en ellas.

SOS

El náufrago trató de arreglar la radio, pero estaba indeciso con el cable: ¿ese o ese?

Raúl Vacas
Letra pequeña. Abecedario mínimo


Botella al mar

Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles

Mario Benedetti
Fragmento de "Botella al mar"


Libro
Leer y escribir nos permiten sobrevivir a cualquier diluvio. Un libro, si no es muy pesado, puede ser la mejor balsa; el mejor arca donde guarecernos. Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, por ejemplo, nos cuenta muchas formas de sobrevivir siendo náufrago.


Los libros. Su cálida,
tierna, serena piel. Amorosa
compañía. Dispuestos siempre
a compartir el sol
de sus aguas. Tan dóciles,
tan callados, tan leales.
Tan luminosos en su
blanca y vegetal y cerrada
melancolía. Amados
como ningunos otros compañeros
del alma. Tan musicales
en el fluvial y rebosante
ardor de cada día.

En un ejemplar de las Geórgicas

Cebolla
El llanto es una buena forma de sobrevivir. Las lágrimas desahogan.
Todos los sentimientos encuentran en el kleenex su mejor tabla de salvación. Dice Luis Pastor: “Puedes olvidar con quien has reído pero nunca olvidarás con quien has llorado”.



Prismáticos
La mirada puede salvarnos de cualquier diluvio. Si estamos atentos para avistar tierra, para interpretar los signos del cielo, para observar cuanto sucede a nuestro alrededor seguro que llegaremos a buen puerto.
Todo lo que está ante nosotros es poesía. Sólo tenemos que aprender a mirar.



Mi mirada me espera en las cosas,
para mirarme desde ellas

Roberto Juarroz.
Sexta poesía vertical

Arca
La palabra “arca” significa, además de “embarcación que construyó Noé”, “caja, comúnmente de madera sin forrar y con tapa llana que aseguran varios goznes o bisagras por uno de los lados, y uno o más candados o cerraduras en el opuesto”. En un arca, como en nuestro corazón o en nuestra mirada, guardamos muchas cosas valiosas que no queremos perder. También los espejos guardan el reflejo de casi todo.

Mi alma es esa casa de madera que arrastra el vendaval.
A veces en la noche yo siento acercarse a un huésped invisible y oigo girar su llave y escucho avanzar sus pasos.

Entonces la poesía, cada pluma arrancada a las alas de un ángel, es la semejanza de una casa en el aire, el portal luminoso, las ventanas abiertas, el que empuja la puerta y el que entra seguro y se acerca hasta el arca y reparte los dones.

Juan Carlos Mestre, en “El arca de los dones”

Tapón
Quitar el tapón de la bañera supone dejar que el agua que limpia nuestro cuerpo fluya hacia los desagües.
También nosotros podemos, en ocasiones, quitar el tapón de nuestra cabeza para que sueños, ideas, proyectos y poemas desborden nuestra vida.
La imaginación es un auténtico diluvio del que podemos sacar provecho o en el que nos podemos ahogar.

Barcarola

barcarola. (Del it. barcarola). 2. Canto de marineros, en compás de seis
por ocho, que imita por su ritmo el movimiento de los remos.
D.R.A.E.

La música nos salva del miedo, nos ayuda a crecer, a ocupar nuestro tiempo. Los marineros cantaban canciones para sentirse vivos, acompañados por el compás de las olas. Pero procuraban no perder nunca el rumbo ni dejarse embaucar por el canto de las sirenas.

El sonido del corazón, su golpeo continuo, es la mejor de las músicas, sobre todo cuando irrumpe el amor

Dios
Creer es importante. Hay quienes creen en el Dios que pactó con Noé (tras el diluvio) una alianza y que recordamos al ver una paloma (señal de paz) o el arcoiris. Pero también hay quienes creen en otros dioses muy distintos, incluso se agarran al amor, a la esperanza, a la vida para tener una razón que les permita crecer y luchar.Si el mundo estuviera en nuestras manos. Si fuésemos Dios que haríamos...


Chicos de Gençana en el taller:


16.3.08

XIX Carnaval Literario


El arca de Noé y otros espacios misteriosos

Gençana es un proyecto educativo que inició su andadura hace veinticinco años y que nada tiene que ver con la enseñanza tradicional. Quien conoce de cerca sus aulas, sus métodos de trabajo, su equipo de profesores y quienes conforman la cooperativa descubre que la educación de calidad es posible, y que la enseñanza no se limita únicamente a un horario reglado y lectivo, sino que va mucho más allá.
Porque Gençana es, en realidad, una gran familia donde todo el que llega de fuera es acogido con dedicación y cariño, y donde comparten responsabilidades padres y maestros.
Me siento orgulloso de haber compartido dicho proyecto -durante seis días- con niños, profesores, jóvenes, padres, cocineras, personal de administración y dirección y todos los que trabajan día a día por educar a niños y jóvenes.
En Gençana, una vez acabada la jornada escolar, los niños y jóvenes (y también algunos padres) permanecen en el colegio sin mostrar ningún interés por volver a casa.
Las puertas del colegio y del instituto siempre están abiertas y los chicos pasan allí la mayor parte del día.
Pero este gusto por la escuela también es compartido por los padres, quienes se implican y toman protagonismo en la tarea formativa, y por los profesores, que nada tienen que ver con el habitual funcionario de la enseñanza. Ese grado de compromiso personal, ajeno a muchos colegios e institutos al uso, es lo que caracteriza a esta escuela. Y el que cada aula cuente con una biblioteca propia, y el que la motivación de los profesores sea distinta, y el que no haya un libro de texto para cada materia, y el que exista una librería con más de dos mil volúmenes que responden a un criterio de selección muy riguroso y selecto.
Gençana es sinónimo de recreo, de placer por la lectura, de gusto por la música y el teatro, de ejemplo educativo y cultural. Todos los años trabajan sobre un tema a lo largo del curso. Eligen materiales y lecturas, preparan disfraces, bailes, coreografías, piezas de teatro. Escriben, pintan, crean y comparten opiniones e ideas con escritores invitados, cuentacuentos, animadores, ilustradores, editores, titiriteros, artistas.
Este año han pasado por Gençana nombres de la talla de Ana Pelegrín, Bartolomé Ferrando, Joan Manuel Gisbert, Carlos Marzal, Antonio Santos, Mario Merlino, Primigenius, La Chana, Andrés Ibáñez, Etienne Delessert y aún faltan por pasar Miguel Calatayud y Felipe Benítez Reyes. Formar parte de esa nómina es para mí un placer, sin duda.
Gracias a Pedro y a Sofía, a Virginia, a Rafa, a Jesús (por su acogida y su trato), a Mari Carmen, al resto de profesores y equipo de Gençana, a niños y jóvenes, a los padres y, sobre todo, a Federico Martín Nebras, por confiar en mi trabajo e invitarme a vivir esta maravillosa experiencia.


Una pequeña muestra del fantástico desfile literario de este año:











Leer juntos, crecer juntos


Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo.
JULIO CORTÁZAR



Uno de los principales beneficios de la lectura -más allá de la imaginación y la literatura- es la posibilidad de tejer lazos y transitar caminos parecidos.
Saber que profesores, padres e hijos comparten lectura y tratan de descifrar juntos los mecanismos de la poesía es, para un escritor, lo que da sentido a su tarea de escribir y un buen ejercicio de comunicación familiar. Gracias por ello a todos los que buscan en el libro Consumir preferentemente la mejor oferta poética. Sólo espero que muchos salgan de esa búsqueda con las manos y el corazón llenos.

Cifuentes
La tarde en que tenía que reunirme con el grupo de Leer Juntos en Cifuentes la pasé junto a Helena Castro -excelente coordinadora y anfitriona- en Mejorada del Campo viendo la Catedral que está construyendo allí Justo Gallego. Y lo cierto es que regresamos, al menos yo, con el ánimo y la motivación renovados. Saber que un hombre dedica su vida y su trabajo para hacer real un sueño resulta estimulante para afrontar con esa misma decisión cualquier empresa. Helena me contó que había cierta expectación con relación a mi visita. El trabajo con lo chicos, en el Instituto, fue muy bien. Muchos llegaron a sus casas con una visión diferente sobre la poesía y compartieron con sus padres la experiencia. Algunos tenían la sospecha de que el tal Raúl Vacas era un fingidor, en el sentido que señala Pessoa: “el poeta es un fingidor / finge tan completamente / que hasta finge ser dolor / el dolor que, en verdad, siente”. Otros vislumbraron a un poeta con oficio, sobre todo en los poemas que exigen del dominio de ciertas destrezas métricas. Otros intuyeron a un joven, ya metido en la treintena de años, capaz de hablar desde la pasión y su propia vida. Y otros descubrieron, con envoltorio comercial, la cantidad de músculos, ideas y resortes que es capaz de mover el amor y también la muerte.
Escuchar a los padres y madres que forman parte del proyecto “Leer Juntos” en Cifuentes (Guadalajara) fue un placer. Porque la poesía, a pesar de las muchas carencias y prejuicios que impiden disfrutarla y sentirla con pasión, es una de las experiencias lectoras más completa. Leer un poema es jugar a disfrazarse, a mirarse por dentro, a descubrir palabra sobre palabra el sentido de cuanto nos rodea. Leer poesía es apostarlo todo al rojo, al corazón.
De la mano de Toni y Helena -impulsores del proyecto “Leer Juntos” en Cifuentes- un grupo de padres y madres se reúnen para leer y para compartir, cada cierto tiempo, un encuentro con alguno de los autores leídos. Todo ello en un ambiente relajado y cálido, al que contribuyen con efectos comprobados el moscatel y los dulces, que ayudan a digerir algún poema o algún párrafo o afrontar con determinación las intervenciones. Pero si tiramos del hilo de ese placer por la lectura en Cifuentes llegamos hasta Huesca y descubrimos a dos de las artífices de esta empresa cimentada con tiempo y con muchas horas de entrega y esfuerzo: Merche Caballud y Carmen Carramiñana. Ambas pusieron en marcha este proyecto hace más de una década y continúan estimulando a propios y extraños para contagiar -vía oral o escrita- su pasión por los libros.
Todo ese esfuerzo después de muchos años nos hace pensar en el compromiso personal y colectivo del lector y es, tal vez, la mejor de las campañas para hacer real el entusiasmo por la lectura.
Resulta reconfortante y esperanzador saber que la pasión por los libros se sustenta en gente con ganas de generar complicidades, de aprender, de crecer en familia en torno a la literatura. Y en esa tarea (en la que todos debemos ser cómplices) de devolver a niños, jóvenes y mayores el gusto por los libros, es fundamental el trabajo de quienes creen en las palabras y quienes contagian con su ejemplo y su trabajo su pasión por la lectura.
Y así, de ínsula en ínsula, uno descubre el entramado de relaciones literarias y extraliterarias que genera el proyecto de Leer Juntos, verdaderas autopistas para el tráfico de libros. Uno puede pensar que la lectura es un ejercicio íntimo, que los libros son habitaciones de hotel donde cada quien entra y sale, hace y deshace a su antojo. Pero leer es un acto solidario y es, sobre todo, una tarea colectiva. Del mismo modo en que aprendemos a leer y escribir en el colegio junto con otros niños, debemos aprender a compartir los entresijos de la lectura; intercambiar ideas, despejar incógnitas, saborear versos y párrafos. Que un padre y un hijo intercambien ideas y sentimientos con relación a un mismo libro es una tarea más que necesaria. ¿De qué sirve leer y registrar lo leído en nuestra memoria si no somos capaces de compartir los efectos secundarios de la lectura y poner en común las sensaciones y sentimientos que ha despertado en nosotros un determinado libro? Leer no significa pasar hojas y suspirar de emoción o bufar de rabia al llegar al final. Leer es crecer, compartir, sacar factor común, dar, recibir, enseñar, aprender; y todo esto se hace mucho mejor en grupo, aunque cada cual sostenga el placer y el privilegio de leer por sí mismo.
Yo creo en la literatura que gradúa la vista; que es capaz de imantar la mirada, de disgregarla, de envolverla en el papel, de regalarnos ideas y sentimientos. Creo en los libros capaces de amaestrar los sueños; en las enciclopedias abiertas por la palabra “amor”; en los diccionarios de sinónimos que nos enseñan a degustar, saborear, paladear cada palabra como manzanas de feria.
Fernando Savater lo dice con mejores palabras: “Ser por los libros, para los libros, a través de ellos. Perdonar a la existencia su básico trastorno, puesto que en ella hay libros. No concebir la rebeldía política ni la perversión erótica sin su correspondiente bibliografía. Temblar entre líneas, dar rienda suelta a los fantasmas capítulo tras capítulo. Emprender largos viajes para encontrar lugares que ya hemos visitado subidos en el bajel de las novelas: desdeñar los rincones sin literatura, desconfiar de la plazas o las formas de vida que aún no han merecido un poema. Salir de la angustia leyendo; volver a ella por la misma puerta. No acatar emociones analfabetas. En cosas así consiste la perdición de la lectura. Quien lo probó, lo sabe."
Gracias a quienes, día a día, sostienen la tarea y el compromiso con relación a la lectura. Y gracias a todos los que en Cifuentes me hicieron sentir el privilegio de ser escritor y con quienes compartí un encuentro inolvidable.

Raúl Vacas


Encuentro con alumnos en el IES de Cifuentes