Pasa al interior y ponte cómodo

16.12.06

Feliz Vanidad



Hace un mes, al pasar por la Plaza de Carmelitas, unos niños me pidieron el aguinaldo a cambio de una canción. Cada año se anticipan más estas fechas.


Ya es Navidad, a pesar de que muchos escaparates, el Corte Inglés y los anuncios de la tele la lleven anunciando desde hace un mes.
De estas fechas me gustan los abetos blancos que bailan con el viento como si llamaran a los pájaros. Me gusta el sonido de moscatel de las campanas. Me gusta la alfombra llena de pisadas reales y papel de regalo.
Me gusta que haya muñecos de nieve que se metan el dedo en la nariz de zanahoria. Y paisajes de invierno. Y bolas de papel. Y guirnaldas. Y que la gente coma polvorones y cante villancicos con la boca llena.
Pero hoy prefiero imaginar la Navidad de hace 2006 años. Inventar a la Virgen empadronando al niño, dándole la teta, vacunándolo contra la polio y la tosferina, cambiándole los pañales entre tomillo y romero y llevándolo al quirófano para operarlo de vegetaciones.
Hoy prefiero desenchufar las luces del belén para escuchar el hipo de los peces del río. Remendarme y no quitarme el remiendo. Colocar en el portal un burro “pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón” como Platero.
Esta Navidad no brindaré en vano, ni cantaré oxidados villancicos ni comeré a destiempo las uvas pasas. Este año me enjuagaré los labios con la nieve que sobró de enero y que guardé, durante un año, en el cajón de la mesilla.
Luego caminaré perdido entre los charcos de turrón y las alfombras rojas, con el deseo de que éstas sean, verdaderamente, unas Felices Fiestas.

Paz, amor y pedreas para todos.