Galicia Calidade
Hace unas semanas estuve en Sanxenxo y O Grove. No había vuelto por allí desde que fui a limpiar chapapote. Entonces escribí un artículo de opinión que titulé “Negra Navidad”. Decía así:
Como nuestras vidas son los ríos –según Manrique- que van a dar a la mar que es el morir, yo he decidido comenzar el año envuelto en chapapote.
A mi lado están José y Javier, de Zamora; Gustavo, de Brasil; Isabel (mi mujer), Julián y Lorenzo, de Salamanca, y otros tantos voluntarios apurando la noche de Galicia, más negra que nunca. Aquí la estrella de la Navidad sabe a cerveza, José es un percebeiro que se juega la vida, María es voluntaria de la Cruz Roja y los Magos son bomberos con grandes capazos llenos de un regalo más valioso que el oro, el incienso o la mirra: el esfuerzo.
Se hace duro el contraste de este folio tan blanco donde escribo y el color de la playa, negra como febrero, cargado de exámenes.
Con los pies en el agua, enfundado en el mono, juego a ser el niño que quiso vaciar el mar con su cubo y su pala de juguete.
No sé si tanto esfuerzo servirá de ejemplo para quienes piensan que el mundo se quedó sin utopías. Para que aquellos que no creen en la voluntad del hombre recobren la esperanza que nunca tuvieron. Para soñar tan alto como las cometas blancas.
Mi afán no es otro que el calzar mis botas de siete leguas y pisar donde otros muchos ya pisan. Sentir que la vida tiene sentido cuando te das a los otros con todo lo que tienes. Cuando abandonas tu casa para pasar tus vacaciones con otra familia.
Y aquí hay tiempo para el trabajo y la amistad. Para creer en la vida, tan vulnerable a veces. Para crecer tan alto como los eucaliptos. Para pensar en Beppo, el barrendero de Momo, que barría a diario una calle muy larga, siempre con el mismo ímpetu. Paso, inspiración, barrida.
Hace unos días al calor del hogar y del año viejo y ahora en el final de la tierra, estas letras llenas de buenos deseos para otros. De sueños replantados en el Nuevo Año. De países de Nunca Jamás. De pretéritos imperfectos. De presentes simples y de futuros perfectos.
Esta vez pude disfrutar de un mar azul y limpio, lleno de adioses y de olas, de gotas de sal, de rayos de lluvia. Y respiré hondo, frente a la Lanzada, para volver tierra adentro cargado de suspiros oceánicos.
Fui con la intención de contaminar de poesía a los chicos gallegos y compartir con ellos todo lo que he sido, soy y seré gracias a las palabras.
Disfruté mucho en el IES Sanxenxo, de la mano de Loli y Ricardo que me acogieron en su casa como uno más de la familia. Pero también con Juan, profesor de Historia, con quien comparto el sentido de la enseñanza y de la vida, más allá de las pedagogías convencionales.
Los chicos lo pasaron bien y se fueron del taller con una visión de la poesía más cercana y menos académica. Ahora, según Loli, están recogiendo algunos frutos.
Esto es lo que escribieron en el blog de la Biblioteca de su instituto
Muchas gracias, chicos. Sentí no poderos firmar a todos vuestro libro o cuaderno de apuntes. El tiempo se nos echó encima y aún teníamos mucha jornada por delante. Que cada cual anote un sueño o un deseo en esas páginas y lo consuma de modo preferente.
Por la tarde, hice un taller en el IES de Bizocas, un instituto que comparte bosque y mar, y cuenta con unos chicos comprometidos con la poesía y una profesora (Nieves) a su medida. Luego, tras el taller, me reuní con el Club de Lectura del IES Sanxenxo. Fueron dos largas horas cocinando y degustando todo tipo de poemas. Una cebolla, un verbo frito, un bollo maimón o un cocido de ceros sirvieron para compartir poesía y conversación. Todo muy de andar por casa y con un cariño y un trato especial. Gracias, Ana, Loli y Juan por tan grata experiencia, resumida brevemente en el blog del grupo.
También estuve en el IES Vilalonga, con Elisa, una profesora entregada a su labor y a la biblioteca, que hizo posible mi viaje a Galicia y sirvió de enlace y celestina con los otros centros.
Allí, en el Vilalonga, disfruté con jóvenes y profesores la poesía de Garcilaso de la Vega (el centro me solicitó a través del programa de fomento a la lectura “Por qué leer a los clásicos” del Ministerio de Educación.
Después hice un taller de poesía con chicos de 4º de ESO que resultó vibrante. Tal vez uno de los talleres con los que más he disfrutado en los últimos años. Se nota que en Galicia hay calidad y que se trabaja bien en torno a las bibliotecas escolares. Gracias a todos por ese rato inolvidable.
Del IES Vilalonga viajé, de la mano y el vehículo de Darío Pino (de Anaya Galicia), al IES Francisco Aguiar de Betanzos. Allí me aguardaban 200 chicos de 2º de ESO, acompañados de sus profesores, para despejar algunas dudas sobre el libro que habían trabajado: Consumir preferentemente. Fue emocionante verlos llegar al salón de actos con el libro en la mano y cara de expectación. Gracias a Elvira y a Francisco por su espléndido trabajo y por recoger la sugerencia que uno año antes hizo Moure de llevarme hasta allí.
Dejo aquí la presentación de Francisco y algunas fotos que hizo con sus chicos:
En el año 2004, estábamos aquí, como esta tarde, atentos a lo que nos dijera el autor del libro que habíamos leído. Ese día, Gonzalo Moure, no sólo nos habló de Palabras de caramelo; también nos recomendó la obra de un joven autor, Raúl Vacas, de quien, al año siguiente, pudieron leer los alumnos de cuarto de la ESO, cuatro poemas, recogidos en la antología Efectos secundarios, primer volumen de la colección Otros Espacios, un atrevido proyecto editorial de Anaya que no nos cansaremos de agradecer.
Los alumnos anotaron con enojo el título; no obstante, poco a poco, la lectura de los poemas de Juan Bonilla, Santiago Núñez, Silvia Ugidos, también Raúl Vacas, ayudó a desmontar el prejuicio: la poesía no era una cursilería para sensibleros nostálgicos. El curso pasado, jugueteamos en las clases de primero de la ESO con algunos de los poemas de Consumir preferentemente: Peoma, Vademecum, SMS.
El éxito animó a proponer la lectura a los alumnos de 2º y 1º de la ESO. Así que, en Betanzos, este curso, alrededor de 200 jóvenes, empujan el carrito, decodifican SMS, cartas al Ayuntamiento o del Ayuntamiento, notas amarillas, peomas..., conservando, eso sí, el ticket de la oferta del día. Es verdad que, a veces, cuesta entender y da dolor de cabeza o una cierta sensación de mareo, pero, para eso, en el lineal de liquidación de existencias, está Vademecum: una aspirina, un gelocatil o una biodramina bastan. Los antibióticos, ni tocarlos. Este virus de leer poesía, ya está probado, ni debilita ni acatarra.
De modo que, explicadas ya las circunstancias, toca agradecer a Raúl Vacas su presencia, y otorgarle la palabra. Para eso, pulsemos la tecla off del corazón, inmediatamente después de insertar, aunque sea de chocolate, una moneda.
Francisco Rodríguez Coloma
I.E.S. Francisco Aguiar, Betanzos, A Coruña
Anoto aquí la dirección del blog “El oso de las cañerías” donde queda una breve huella de la actividad.
Gracias también a Darío por su trato y su dedicación y por las muchas conversaciones en los trayectos en coche (con música de Loquillo de fondo) o frente a un vaso de vino.
Fue delicioso pasear por la playa de Santa Cristina, en soledad, y buscar algún tesoro entre los restos arrojados por el mar sobre la arena.
Mar, lluvia, faros, gente acogedora, chicos y chicas en los que late la poesía, así es el paisaje de Galicia.
Bueno, bueno, Rául, he leído tu viaje a Galicia y las buenísimas sensaciones y encuentros que te ha proporcionado y he visto la lista de actuaciones inminentes. Que te vaya bien por todos esos sitios, con las “Cosas de Federico”, mientras sigues “alimentando lluvias”, no tan “ligero de equipaje” (¡que llevas una buena maleta!) y con un espíritu reciclador, con tu “poesía de cartón”…
ResponderEliminarUn saludo y recuerdos a Pedro, director de Gençana, a Federico…,si lees esto estando por allí…
Mariano Coronas
Gracias una vez más. El placer ha sido nuestro.
ResponderEliminarSaludos desde Sanxenxo.
Mariano:
ResponderEliminarLes daré recuerdos de tu parte. Ojalá coincidamos un año por aquí. Este lugar es maravilloso y el desfile de los chicos de este año ha sido emocionante.
Esta vez si traje la cámara de fotos pero me olvidé la tarjeta de memoria en Salamanca y la que compré no era compatible. De modo que tengo que registrar todo en mi memoria y mi cuaderno, en forma de haikus. He echado en falta tu buen ojo para las fotografías.
Ya escribiré, en medio de tanto viaje, sobre Gençana y sobre Cuenca y sobre Jaén. Me siento un poco Lorca con mi "Barraca" particular y de misiones pedagógica. Un abrazo. Raúl.
Y he comentado varias veces lo que me dijiste hace poco tiempo: "¡Cómo se te ocurre hacer un taller con el título de ALIMENTANDO LLUVIAS! ¡Con la que está cayendo!
Hace 3 o 4 años disfruté de tu visita a mi Insituto, me llevé "Consumir Preferentemente" de la biblioteca.
ResponderEliminarPasan los años, y lo sigo sacando de las estanterías...
Gracias.