Pasa al interior y ponte cómodo

28.2.06

Fachada



Salamanca no es, o no debiera ser, una postal con vistas, franqueada; ni mucho menos una pancarta con palabras ajenas que no se prestan al propósito popular.
Salamanca es, o debiera ser, mucho más que su pasado. Debiera ser maravillosa y renaciente; blanca como en la canción pero, a pesar del tiempo, su presente y su futuro se resumen, una y otra vez, en palabras, titulares y pancartas que hacen válido el verso de Manrique: “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Dadle un punto de apoyo, y con su ilegítima palanca, Lanzarote moverá las ideas y las voluntades de los salmantinos con su mano siniestra. Esa es la política de nuestro ayuntamiento: la oscura búsqueda de los puntos de apoyo y los favores de los salmantinos a cualquier precio.
Y ese es el sentir, desgraciadamente, de quienes a diario rompen lanzas a favor de Lanzarote; imantados por su beligerante propaganda y el pensamiento único de su partido.
Las pancartas, dice el diccionario de la RAE, son “cartelones de tela o de cartón que se exhiben en reuniones públicas y contienen letreros de grandes caracteres, con lemas, expresiones de deseos colectivos, peticiones, etcétera” Pero la pancarta que ha salpicado de recuerdos y de odios el balcón de la Plaza Mayor no llevaba impresa una petición ni un deseo colectivo, sino la huella del lema con que Unamuno hizo frente a la incultura de la muerte y de la fuerza.
La Plaza Mayor de Salamanca, la misma que hace tan sólo unos meses exhibía con orgullo sus doscientos cincuenta años en la pasarela del mundo, ha lucido otra facha, otro traje.
Inseminar en los carretes y en la memoria de los turistas las medias verdades, es una forma zafia de mostrar una imagen velada de Salamanca y el deseo, reiterado, de no revelar la verdad.
La justicia no distingue vencedores de vencidos. La justicia busca el equilibrio y la ecuanimidad. La justicia ha observado, desde lo alto de la espadaña del Ayuntamiento, las palabras que embadurnaban el balcón, usadas sin derecho ni verdad.
La palabra “ayuntamiento” significa: “juntar, añadir, aunar”, pero el nuestro desune y divide en vencidos y convencidos a salmantinos y catalanes y excava la memoria de los Bandos para hacer un parking.
Salamanca no es el Archivo, ni el Archivo es Salamanca. El Archivo es tan sólo el desván de una memoria que custodia y honra a sus papeles y se olvida de sus dueños y sus muertos, muchos aún por exhumar.
El Archivo no es la imagen de Salamanca, es sólo una postal de la otra Salamanca: la que no enhechiza las voluntades sino los odios. La Salamanca que divide, que confunde, que no ayunta, que se sustenta con los nombres y palabras de los hombres que le dieron nombre. La Salamanca de la Calle Gibraltar que ofendió a la Casa Lis y defendió el Archivo. La de la Calle El Expolio.
Nuestros valores, nuestra historia común y nuestra dignidad no son el lema de una pancarta política, como tampoco las palabras de Unamuno.
La expresión es libre, incluso la de nuestro alcalde, pero la imagen no. Y la imagen de la Plaza Mayor, la imagen de Salamanca, la imagen de Unamuno, la imagen de los salmantinos, nuestra propia imagen es un derecho constitucional convertido en pancarta.
Que cada cual gobierne sus palabras y con sus palabras: “Quod Natura non dat, Salmantica non praestat”.

5 comentarios:

  1. Anónimo8:26 p. m.

    Qué bueno Raúl.
    Tañer todos los puntos , sin que por eso la verdad se desgate.
    Qúe decir que no hayas dicho tú... tan sólo el detalle, para los políticos insinificante, de quie cada vez que hablan de futuro, de un mañana digno,cavan más profunda la fosa donde el olvido (consciente) hace compañia a los huesos de nuestros muertos. Que no queda dignidad para mañana en esté vochornoso silencio y que no tendremos un futuro hasta no saber donde llorar un pasado que se nos niega.
    Lo demás, es otra facha, otro traje.
    Un saludo Raúl.
    Adivina...

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  2. En fin, ahora más que nunca habrá que decir algo y claro que Salamanca no es (sólo) Lanzarote.

    saludos

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  3. Sin ser salmantina (ni catalana) me uno a cada una de tus palabras, porque nací mucho más al sur pero Salamanca siempre será una parte de mi hogar. Y la imagen de esa ciudad siempre irá unida en mi memoria a la Plaza Mayor, punto de encuentro, de unión, de estudiantes, extranjeros, turistas, residentes, amantes, enemigos y amigos. Esa es la verdadera imagen de la Plaza Mayor de Salamanca, no la de la división y el conflicto que alimentaba esa (irreal) pancarta.
    Un abrazo de apoyo.

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  4. Doy mi ánimo a todos los que como tú, sois capaces de decir "no más" a esta forma de autoritarismo segregador. Es tan penoso su comportamiento que está en la linea con lo cómico.
    Para ponerme más de mala hostia, me quedo con lo tuyo. Para partirme risa, me leo el de Queque.
    http://blogdequeque.blogspot.com/
    PD. Un saludo de un salmantino que pasa los fines de semana en Alcañices. :-)

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  5. Anónimo10:11 a. m.

    Soy una salmantina que vive en Cataluña y me avergüenza ver la imagen de Salamanca y su alcalde. Menos mal que hay gente como tú, Raúl y muchos de los que escribís aquí en este blog, que deberíais dar a conocer que Salamanca no es sólo Lanzarote y el Archivo.
    Mª José (Cambrils-Tarragona)

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