Recuerdo para Ángel González
De izquierda a derecha: Inma Croche, Raúl Vacas, Ángel González, Fernando Díaz y Juan José Mediavilla
Conocí a Ángel González en Valladolid, en la clausura del Congreso "Poesía Necesaria". Le regalé varios libros dedicados y charlé brevemente con él, después de expresarle mi admiración.
Me sumo al recuerdo de este espléndido poeta, siempre cercano y sencillo, con un poema de Benjamín Prado.
Y recomiendo a quienes no conozcan su obra cualquiera de sus libros.
Una noche con Ángel González
Me enseñó que la suma de las huellas
no equivale a la nieve;
que en el ojo cerrado comienza lo invisible
como la sed se inicia en el vaso vacío.
Eso es lo que decía Ángel González:
busca la claridad
y comprende lo oscuro.
Me enseñó que un poema es un acuario
con peces de verdad y agua inventada;
que el hielo se deshace
lo mismo que se vuela una paloma;
que el hielo se deshace
lo mismo que se vuela una paloma;
que el muro en construcción ya contiene sus ruinas.
Eso es lo que me dijo:
todo acaba
y un hombre nunca sabe qué pasado le espera.
Yo cambié para oírle,
como cambian los ojos de quien mira las dunas.
Y a su lado,
cada uno
continuó viviendo con su corazón verde
o su corazón rojo,
igual que un árbol con una sola manzana.
Benjamín Prado
Iceberg
Justo he puesto el mismo, en lugar de uno suyo : )
ResponderEliminarMira qué casualidad...
Un abrazo, Raúl, espero que todo vaya muy bien.
Ese poema es maravilloso!!
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