Me acuerdo
Este fin de semana se han celebrado los 20 años de Leer Juntos en Ballobar. Yo no pude estar allí pero les envié mi pequeño homenaje.
He decidido seguir los pasos de Joe Brainard y Georges Perec para trazar mi recuerdo emocionado de mi paso por Ballobar y mi relación con “Leer Juntos”.
Me acuerdo
Me acuerdo del día en que Samuel Alonso me llamó para que
fuera en su lugar, y en el de Antonio Ventura, a unas jornadas de Animación a
la Lectura en Ballobar. En ellas presenté la colección “Otros espacios” de la
editorial Anaya y comprobé, con emoción, que “A veces suceden cosas”.
Me acuerdo del viaje en AVE desde Madrid a Lleida. Era la
primera vez que me subía a un tren de alta velocidad. Y recuerdo también el
trayecto en coche desde la estación de tren hasta Ballobar. Lo que no recuerdo es
si me fueron a buscar o enviaron un taxi reservado a mi nombre.
Me acuerdo del recibimiento que tuvimos en la plaza del
Ayuntamiento. Hasta allí llegó un pasacalles formado por un enorme dragón
debajo del cual había muchos niños. También había una pequeña estructura con
ruedas sobre la que había dispuestos un montón de cubos de colores que de
repente empezaron a sonar al ser golpeados por los niños con baquetas. Aquello
era una fiesta. Recuerdo también que había un niño grandullón al que llamaban
Alberto Gamón. Fue el ilustrador que diseñó ese año el cartel de las Jornadas.
Me acuerdo de la lluvia torrencial que cayó el primer día y
de cómo tuve que ir sorteando charcos desde el polideportivo al hotel cantando,
como Gene Kelly, bajo la lluvia.
Me acuerdo del ruido que hacía la lluvia sobre la cubierta
del pabellón donde se realizaban las Jornadas y de la serenidad y el buen humor
de Clara Obligado ante estas circunstancias que complicaban su alocución y su
lectura. Leyó textos de su libro “Las otras vidas”, del que yo, más adelante,
haría una reseña. Recuerdo que también estuvo Jesús Munárriz. Aún conservo una
foto con los dos y con Paco Bailo.
Me acuerdo de Alegría, la carnicera, cuyo nombre hace honor
a su carácter y de cómo junto al kilo y cuarto de morcillo que despachaba en la
tienda podía añadir un poema de regalo. Cuando regresé de Ballobar me encontré
con un mensaje suyo en mi blog en el que me contaba que ella no disfrutó tanto
del encuentro por cuestiones de intendencia. Qué mujeres más trabajadoras,
además de buenas lectoras, las de Ballobar.
Me acuerdo cómo mucha gente me confundía con Samuel Alonso,
hasta que tuve que poner en mi camiseta de velcro mi nombre y mi primer
apellido.
Me acuerdo de un tipo muy peculiar que nos contó cómo había llegado
hasta allí desde Segovia caminando en línea recta. Luego supe que aquel tipo,
que también nos habló de cochinos y de los peligros del libro (en forma de
romance) se llamaba Ignacio Sanz. Con el tiempo fuimos coincidiendo en otros
lugares y ahora somos buenos amigos.
Me acuerdo de Toni, de Stela y de su amiga (de la que no
recuerdo el nombre) y de lo bien que nos lo pasamos en las jornadas. Stela me
regaló un dibujo que guardo en una agenda como oro en paño. Desde entonces no
la volví a ver aunque sí mantuve contacto con ella por correo electrónico
durante un año.
Me acuerdo de la ponencia contrarreloj de Toni y de María
Dolores Busquets, una maestra que me felicitó por mi intervención y que me
recomendó el poema “Retrato de mujer” de Ana Merino. Yo le anoté en un post-it
mi correo electrónico y lo pegué junto al poema.
Me
acuerdo de que repartí entre los asistentes un texto titulado “Yo leo, tú lees,
Bruce lee” en el que decía, entre otras cosas: “leo para tejer lazos, para responder preguntas, para preguntarme otras,
para conocer al otro, para compartir proyectos, para fertilizar el gusto, para
desinfectar la vista.”
Me acuerdo de la amabilidad de los ballobarenses (¿se dice
así?) y lo maravillosa que fue la estancia y la convivencia en esas tierras en
aquellos días.
Me acuerdo de Carmen Carramiñana contando “Vamos a cazar un
oso” y de lo divertido que fue salir, junto con otros compañeros, a recrear con
movimientos y onomatopeyas, la historia de este fantástico álbum.
Me acuerdo de que la mayoría de las mesas de las Jornadas eran
presentadas por gente de “Leer Juntos” de Ballobar o por niños del colegio.
Me acuerdo del vídeo “A veces ocurren cosas” donde salía un
tipo con barba blanca que con el tiempo resultaría ser el tutor legal de mis
“Niños raros” y quien me abrió las puertas de los campos de refugiados en el
Sáhara. Un abrazo, Gonzalo.
Me acuerdo de la cara que pusieron las maestras y los niños
y niñas del colegio cuando les leí el poema de la “Vaca flaca”. Y me acuerdo de
cómo un año después me regalaron esa misma vaca mejorada y encuadernada. Qué
espléndida labor la de maestros y niños de Ballobar. Y qué acogedor el cole.
Me acuerdo de las muchas cosas maravillosas que surgieron
tras aquel encuentro, gracias a la generosidad de Merche Caballud, de Carmen
Carramiñana y de toda la gente de Leer Juntos. Ahora Huesca y Zaragoza (también
Teruel) son mi segunda casa. Gracias Mar Martín, Elena Pueyo, familia Bailo,
Charo Ochoa, Chus Juste, Ana Badía, Olga Asensio y Toni Martínez quien me
invitó al “Leer Juntos” de Cifuentes.
Me acuerdo de la entrada que hice en mi blog poco después de
llegar emocionado del Encuentro de Ballobar. Lo traigo de nuevo aquí para
conmemorar el XX Aniversario de Leer Juntos:
Ballobar es un municipio de la comarca
del Bajo Cinca en la Provincia de Huesca. Un lugar apacible y lleno de vida
donde tractores y libros cultivan, por igual, tierras y habitantes. Allí, junto
al río Alcanadre, a veces ocurren cosas.
Todas las semanas un grupo de ballobarinas se reúne para leer y compartir su afición por los libros, hábito que, desde hace más de diez años, forma parte de sus ocupaciones diarias y que llevan a la mesa de sus casas como el pan diario.
Alegría, carnicera del pueblo y según Gonzalo Moure auténtica metáfora de Ballobar, es una lectora comprometida y un derroche de júbilo. Al igual que el resto de madres y abuelas que leen juntas, su deseo es contagiar a jóvenes y niños su entusiasmo y hacer posible un mundo mejor. “Más libros, más libres”, dice Moure.
Si atendemos al significado de la palabra “labrar”, podemos considerar la literatura y la ilustración como aperos típicos del pueblo. Porque labrar es trabajar, hacer, formar algo y hoy, Ballobar, es un referente para muchos otros lugares donde la lectura, relegada al ámbito de lo personal, quiere ser un fenómeno colectivo.
Hace apenas unas semanas concluyeron las III Jornadas Aragonesas de Bibliotecas y Promoción de la Lectura y la Escritura en esta localidad. Bibliotecarios, Escritores, Maestros y lectores de todas partes de España pusieron en común sus cosechas literarias. Dichas jornadas, impulsadas por Carmen Carramiñana y Mercedes Caballud con ayuda de Gonzalo Moure, Mariona Martínez, Samuel Alonso y Antonio Martínez, son prueba del compromiso y el esfuerzo diarios por acercar la literatura a la familia, la escuela y la biblioteca de forma activa y duradera.
Y en este empeño maravilloso colaboran madres e hijos, abuelos y nietos, maestros y alumnos, bibliotecarios y lectores. Cada cual aporta su experiencia de vida, su herencia literaria, su trabajo.
Todo en las jornadas pasa por las manos de la gente: desde las presentaciones en las mesas redondas hasta la intendencia. Un claro ejercicio de entrega y generosidad que emociona a todo el que se acerca hasta allí, una gran fiesta (que no feria) del libro sin ninguna pompa ni oficialidad. Una sueño cumplido y aún por madurar.
Humildad, cercanía, cariño, espontaneidad y voluntad conforman el índice de ese gran libro abierto que es Ballobar y del que acabo de leer y vivir el primero de los capítulos.
Todas las semanas un grupo de ballobarinas se reúne para leer y compartir su afición por los libros, hábito que, desde hace más de diez años, forma parte de sus ocupaciones diarias y que llevan a la mesa de sus casas como el pan diario.
Alegría, carnicera del pueblo y según Gonzalo Moure auténtica metáfora de Ballobar, es una lectora comprometida y un derroche de júbilo. Al igual que el resto de madres y abuelas que leen juntas, su deseo es contagiar a jóvenes y niños su entusiasmo y hacer posible un mundo mejor. “Más libros, más libres”, dice Moure.
Si atendemos al significado de la palabra “labrar”, podemos considerar la literatura y la ilustración como aperos típicos del pueblo. Porque labrar es trabajar, hacer, formar algo y hoy, Ballobar, es un referente para muchos otros lugares donde la lectura, relegada al ámbito de lo personal, quiere ser un fenómeno colectivo.
Hace apenas unas semanas concluyeron las III Jornadas Aragonesas de Bibliotecas y Promoción de la Lectura y la Escritura en esta localidad. Bibliotecarios, Escritores, Maestros y lectores de todas partes de España pusieron en común sus cosechas literarias. Dichas jornadas, impulsadas por Carmen Carramiñana y Mercedes Caballud con ayuda de Gonzalo Moure, Mariona Martínez, Samuel Alonso y Antonio Martínez, son prueba del compromiso y el esfuerzo diarios por acercar la literatura a la familia, la escuela y la biblioteca de forma activa y duradera.
Y en este empeño maravilloso colaboran madres e hijos, abuelos y nietos, maestros y alumnos, bibliotecarios y lectores. Cada cual aporta su experiencia de vida, su herencia literaria, su trabajo.
Todo en las jornadas pasa por las manos de la gente: desde las presentaciones en las mesas redondas hasta la intendencia. Un claro ejercicio de entrega y generosidad que emociona a todo el que se acerca hasta allí, una gran fiesta (que no feria) del libro sin ninguna pompa ni oficialidad. Una sueño cumplido y aún por madurar.
Humildad, cercanía, cariño, espontaneidad y voluntad conforman el índice de ese gran libro abierto que es Ballobar y del que acabo de leer y vivir el primero de los capítulos.
Y me acordaré mucho de
vosotros cuando brindéis, con la mirada y vuestras copas de vino, por otros
veinte años (dice el bolero que no son nada) de “Leer Juntos”.
Os quiere
Yo no tengo el gusto de conocer el evento. Pero desde luego, D. Raúl, despierta las ganas a cualquiera. Y aún sin estar ya le estoy agradecido, por el acto y por lo que debe suponer para que hayas vuelto a escribir en el blog :-).
ResponderEliminarRaul, que relacion hay entre los titulos y cada una de las partes?
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