Pasa al interior y ponte cómodo

30.1.19

Entrevista al bolso de María Barranco


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“María me da muy mala vida

El día que el equipo de Morirás en Chafarinas vino a Salamanca a presentar la película se despertó, como es natural, una gran expectación. El director y los actores tuvieron, en cuanto a aplausos y cotilleos, un rival de lo más curioso: el popularísimo bolso de María Barranco.
Protagonista de un anuncio de TV y conocedor de cada secreto de la actriz, el bolso –por boca de su dueña- respondió a nuestras preguntas.



-Pregunta: ¿Qué es lo que María Barranco lleva realmente dentro de ti?
-Respuesta: Lleva una agenda enorme, una bolsa con maquillaje, lleva una cartera, lleva bolígrafos, lleva un chupete por si su niña se lo pide, ¡qué más lleva!, voy a mirar… tabaco, unas gafas de sol y generalmente los guiones.

-P.: ¿Qué tal te trata tu dueña? 
-R.: Pues muy mal, me ira en cualquier sitio, no es nada cuidadosa, me arrastra. ¡Mira, me he roto por aquí! Me da muy mala vida. A veces se compra bolsos pequeños porque, claro, conmigo va cargadisima y después no los utiliza porque como no entra nada. Me trata mal; en los rodajes siempre me tiene por ahí tirado, perdido.

-P.: Siendo el bolso de una actriz, ¿se conoce a mucha gente?
-R.: Se conocen muchos sitios y mucha gente. Una de las ventajas de ser el bolso de una actriz, aparte de que puedes vivir otro tipo de vida, es que tienes la oportunidad de conocer a mucha gente, de viajar. A María le encanta viajar.

-P.: ¿No estás un poco cansado de tanto ajetreo? 
-R.: Un poco, no. Completamente. Una cosa es un viaje de placer y otra cuando vas a hacer un trabajo. Me lo paso mejor cuando voy de vacaciones, claro.

-P.: ¿Qué es lo más sorprendente que has llevado?
-R.: Esa es una buena pregunta. Cuando fue a los Goya sé que llevó otro bolso para meter todos los que le concedieron a Imanol Uribe. No pensó que fuera tantos porque, si no, hubiera ido con una malta. Yo, una vez, tuve que llevar a su perro. Fue en un hotel donde no dejaban entrar a perros. Pero, al final, entramos muy disimuladamente.

-P.: ¿Siente envidia del bolso de Rossy de Palma? 
-R.: No, yo a Rossy la quiero mucho. Rossy, además de buena actriz, es muy amiga de María.

-P.: ¿Cuál es el último guión que llevas dentro? 
-R.: Se llama Pon un hombre en tu vida, se lo dieron ayer y lo ha traído hoy. Seguro que lo lee esta noche, mientras va a dormir.

-P.: ¿Sabe quién se lo ha ofrecido? 
-R.: La directora Eva Lesmes y la productora Boca a boca.

-P.: ¿Y qué opinas de Morirás en Chafarinas, la última película de María Barranco? 
-R.: Estoy encantado. Porque viajamos a Melilla y lo pasamos muy bien. Es muy divertido hacer una película de aventuras, porque no es un género que se suela hacer mucho en el cine español, y fue divertido para ella interpretar ese tipo de mujer, muy hecha, muy enigmática. Ella ha pasado, con esta película, de ser una mujer a la que le ponían los cuernos a ser una mujer adúltera.

-P.: En Melilla hay mucho surtido en bolsos y baratos, ¿tú eres de marca? 
-R.: Pues mira, creo que María no es nada predilecta por las marcas. Le gusto porque soy suavito, porque mi piel es lisa aunque, a veces, prefiere su mochilita de loneta (enfadado).

-P.: ¿Qué tal te llevas con la agenda de tu dueña?
-R.: Depende del día. La odio esos días en que está tan llena de cosas. Los días que María está tan ocupada.

-P.: ¿Qué es lo que nunca llevarías en tu interior? 
-R.: No sé, quizá una Parabellum, por ejemplo.


Tomás Sánchez, Carmen Carmona y Raúl Vacas
Fotografía: José María Peña
Salamanca, 15 de mayo de 1995

28.1.19

El patio de mi casa es particular

Vuelve el diario “La Gaceta” con su ofensiva contra las Ferias del Libro en la ciudad de Salamanca. Una ofensiva patrocinada por algunos hosteleros y por políticos que piensa más en gobernar para el turista, y el de fuera, que para el ciudadano. ¿Y ese argumento de primero los de aquí dónde se lo han guardado? Será que los de aquí no invertimos en la ciudad y el madrileño y el turista sí.





Ahora es Begoña F. Orive la periodista que redunda en la idea de “okupación” que dicho medio plantea desde hace tiempo para referirse a la celebración de dichas Ferias en el espacio público de la Plaza Mayor. Y no es deliberado el uso de dicho término, a La Gaceta Regional de Salamanca, mucho más provincial que regional,  le gusta insistir en esta idea de “okupación” para crear aún más dudas sobre si no se estará “usurpando” en exceso este espacio con tanta celebración. Como si la Plaza fuera un patio particular en lugar de un ágora pública.

Este año, de hecho, la Feria del Libro se ha desplazado en el calendario varios días para evitar que coincida con el puente del primero de mayo. Según la Gaceta Regional, y los hosteleros que les azuzan, Salamanca se llena de madrileños y otros turistas que vienen a la ciudad para hacerse sus selfies en la Plaza y las casetas afean la imagen. Como si este lugar emblemático fuera reducido a un trampantojo para un photocall permanente. Ah, y el montaje de las casetas también les ocasiona muchas molestias a los turistas. Pobres.

Las casetas, insisten otra vez más, afean la estética de la Plaza. Las otras casetas, las que diseminan por todas las calles del centro durante las Ferias y Fiestas para ofrecer vinos y tapas a granel, no parecen ser feas. Pero tampoco parecen afear la estética de la Plaza los estandartes de las diferentes cofradías que se cuelgan de sus balcones en la Semana Santa o las torretas de luz que coloca Iberdrola para el festival “Luz y Vanguardias” o cuando en época de mundiales se llenan las terrazas de cables que se conectan a enormes pantallas de televisión. Eso es engalanarla.

Tampoco afeó la Plaza durante años el medallón de Franco. Ni aquella pancarta que el Ayuntamiento exhibió en su balcón con el lema “Venceréis pero no convenceréis”, usado de manera torticera para defender la unidad del Archivo de la Guerra Civil. Defender la estética de la Plaza Mayor pero sin plantearse ninguna cuestión ética, al respecto, parece no importarles. Como tampoco parece importarles degradar la cultura refiriéndose a las Ferias como "espectáculos de medio pelo". 

¿Fue estética la “okupación” que se hizo de dicho espacio cuando una empresa hostelera de la Plaza ocupó parte de ese espacio público para una fiesta privada? ¿Las moquetas verdes y los maceteros que se colocaron en el ágora no afeaban los selfies de los madrileños y turistas que veían como únicamente la gente de postín ocupaba aquel espacio cerrado al resto de viandantes? Aquella celebración vulneró el reglamento de uso de la Plaza pero el Ayuntamiento parecer ser más partidario de multar a posteriori (con rebaja de multa incluida) que velar por el incumplimiento de las normativas.

¿Habrá que cambiar dicha normativa donde se señalan como preferentes para su celebración en la Plaza Mayor las Ferias del Libro de la Ciudad y los acontecimientos de las Ferias y Fiestas de la Ciudad? Se habla de que la remodelación de la Plaza de los Bandos se está haciendo para acoger en el futuro las Ferias del Libro y otras actividades que tienen lugar en la Plaza. ¿Es entonces ésta la crónica de una muerte anunciada? ¿Está tomada ya la decisión de trasladar las Ferias?

Fue el propio Alfonso Fernández Mañueco, alcalde de la ciudad hasta hace poco, quien impulsó hace años la normativa de uso de la Plaza Mayor, aprobada  en pleno por el Ayuntamiento de Salamanca. Ahora las voces críticas contra la Feria lo consideran un reglamento inútil.  En ese reglamento se regula el espacio de la Plaza Mayor, un lugar público que pertenece a la ciudad pero que el Ayuntamiento entrega a manos privadas cuando le interesa o que convierte en el patio particular de su casa otras tantas.

Como hizo Franco en 1937 cuando recibió al embajador alemán Wilhelm Von Faupel “engalanando” la Plaza Mayor con grandes esvásticas. Aquella “escenografía franquista” fue un insulto grave para la ciudad. Esta otra escenografía que cada cierto tiempo impulsa el diario también lo es. La Plaza Mayor de Salamanca es de uso público y no particular.

Particular fue, por ejemplo, el uso que se hizo de ella para contentar al gremio de hosteleros que promovió el concierto de Dj Luciano como experimento de difusión de la imagen de la ciudad.  Solo dos meses después de la aprobación de la normativa ésta se vulneró por completo con la autorización de este concierto. Por cierto, el vídeo de promoción turística de la ciudad que se pretendía con esa actuación tiene 7,253 visualizaciones y cero comentarios en Youtube. ¿Es ésta la promoción auténtica de la ciudad a la que se refiere Begoña F. Orive?

Hay quien pretende otorgar el rango de “evento prioritario” a la Nochevieja Universitaria bajo el pretexto de que la imagen de la ciudad recorre el mundo entero. Y esa pretensión la avalan políticos y hosteleros de la ciudad. ¿En serio? Hasta el excalde Julián Lanzarote, a quien no quiero señalar como bueno en este artículo, se refirió a este evento como lo que es: “un botellón disfrazado” que “deja la ciudad como un vomitorio”. ¿Está es la marca Salamanca que queremos exportar fuera? ¿Aspiramos a ser como Magaluf?

No importa que la empresa Brugal proyectara sus anuncios sobre las paredes de la Plaza Mayor durante la celebración de una de esas Nocheviejas aunque la normativa sea clara en este sentido, prohibiendo en este espacio público las acciones que promocionen el consumo de alcohol. Brugal únicamente se llevó un mínima sanción y listo.

Begoña F. Orive insta al nuevo alcalde a tomar medidas contra el uso de la plaza durante las Ferias del Libro: “Pero ahora el nuevo alcalde, Carlos García Carbayo, tiene la oportunidad de regular la utilización del recinto monumental, buscando otras ubicaciones para los libreros que “okupan” durante un mes la Plaza y permitiendo solo aquellos acontecimientos que sí supongan una auténtica promoción de la ciudad” ¿Es la Nochevieja Universitaria una promoción de la ciudad?

Las huestes napoleónicas expulsadas por Wellington mutilaron las narices de muchas de las efigies de reyes y héroes esculpidas sobre los medallones de la Plaza.
Los hosteleros y el gobierno del PP quieren echar ahora a los libreros del mismo lugar y con ellos a quienes consideramos que la cultura tiene que ocupar el centro de la ciudad, porque la cultura sí que debería promocionar a una ciudad que presume de culta pero sólo se mira en el espejo de la herencia recibida. ¿Hasta cuándo vamos a vivir de Fray Luis de León y de la piedra de Villamayor? ¿Esa es nuestra única riqueza? Se echan en falta en este asunto algunas voces críticas de la Universidad, asentada curiosamente en la Calle Libreros. Algo deberían señalar con relación a esta expropiación cultural, ¿no?

Cerramos esta reflexión con las palabras que  Alfonso Fernández Mañueco firmó en el prólogo del último programa de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión:

“Las casetas invitarán a sus libros a convivir con las personas en nuestro privilegiado foro de la Plaza Mayor entre el 20 de octubre y el 4 de noviembre, a mezclarse con ellas, a ocupar un espacio y un tiempo en sus vidas. Acérquense a las librerías, paseen a su vera, déjense atrapar en alguno de los expositores, abran las tapas de un libro y a la vez su mente para ser partícipes de esa transmisión. 
Los conciertos y el teatro programados en las actividades paralelas serán un aliciente que se sume al atractivo de la lectura y al que siempre adorna nuestra Plaza Mayor. 
Las 21 librerías de 9 provincias españolas muestran el buen posicionamiento de esta feria salmantina en el panorama nacional, como corresponde a una ciudad cuyo nombre está vinculado a la cultura”.

Puro cinismo.

11.1.19

La voz del animal bajo tu piel



El viernes, 17 de noviembre, tuve la inmensa fortuna de presentar, en la Librería Letras Corsarias, el libro "La voz del animal bajo la piel" de mi querida Celia Corral Cañas. Estas fueron mis palabras:


Señor Rector
Señor Decano de la Facultad de Letras
Señores Cónsules generales
Señores Profesores
Señoras Señoritas Señores
Niños
criadas de servir
trabajadores obreros
gatos y perros
hormigas


Así, con este poema titulado “Lección de apertura a los cursos de Mitologías Orientales en la Facultad de Letras de La Universidad de X” es como Carlos Edmundo de Ory, un extraordinario poeta que murió hace unos años, se presentaba en algunos foros donde leía sus poemas.
También tenía una forma curiosa de encabezar las cartas, con un “Muy ruiseñor mío”.
Así que muy ruiseñores y ruiseñoras nuestros sean bienvenidos a Letras Corsarias y a esta presentación.

Hay un conocido haiku de Chosui que dice:

El horizonte,
con gente en bajamar
cogiendo almejas


Permítanme un pequeño cambio en el último verso para dar la bienvenida a César García, editor de Bajamar, que hoy está con nosotros en esta presentación y que ha tenido la deferencia de viajar desde Asturias para acompañar a Celia en su horizonte poético. El nuevo haiku sería: El horizonte, / con gente en Bajamar / haciendo versos. Este es uno de los propósitos de esta editorial, aprovechar la marea baja de este gran océano que es la poesía para dar a conocer el trabajo de muchos escritores y escritoras jóvenes.
Rafa Pontes, autor del prólogo de este libro que hoy presentamos, señaló en una ocasión con relación a la escritura: “Si no es endecasílabo no es verdad”. Celia sabe de esta aseveración pues su libro está escrito con ese traje a medida que es el endecasílabo desde el título: “La voz del animal bajo tu piel” hasta la última de sus páginas. Aunque esos versos de once sílabas conviven con otros de cinco y de siete disfrazados de haikus.

¿Qué voz se escucha tras la piel de este animal llamado libro? En primer plano la voz inconfundible de Celia, pero también la voz de todos esos animales que viven con nosotros y en nosotros en forma de emoción, juego, miedo, recuerdo o grito. Los humanos somos en ocasiones domésticos, acariciables y tiernos. En otros momentos somos juguetones pero también hay instantes en que nos domina la fiera que llevamos dentro. Todos estos seres que conforman el cóctel de personalidades que somos –como decía Oliverio Girondo– se muestran con mayor evidencia en el terreno íntimo del amor o en nuestra relación con los iguales. La piel esconde el ronroneo pero también el grito o el rugido.

Decía el poeta Gabriel y Galán:

Al ver ciertos niños
me digo yo a veces:
mamíferos, aves,
reptiles y peces.


Somos animales dotados de razón pero en ocasiones ésta, la razón, no basta para domar a ese animal que ora aúlla, ora gime u ora canta. Quizá muchos de ustedes tengan claro qué animal o animales conviven con usted. Yo últimamente me siento mirlo, incluso estornino. A veces ruiseñor.
Este breve texto de Galán nos recuerda el haiku de Celia:

Somos ovejas,
zorros, lobos o hienas,
a veces hombres.


Hay una interesante anécdota relacionada con el poeta Miguel Hernández. En la casa de la Calle de Arriba, en Orihuela, donde vivía con su familia había entre los moradores del hogar un hermoso pájaro, un canario. La estancia en la que pasaba las horas, dentro de su jaula, se llenaba de amarillo con el canto y el breve vuelo del pájaro y todo era luz y alegría. Pero un día (Ay, qué pena me da que se me ha muerto el canario) muere el simpático pajarito y Encarna, la hermana pequeña de Miguel llora desconsolada por las esquinas. El poeta piensa en una manera de consolarla y sale al patio, a la huerta, y arranca un limón del limonero que introduce por la portecilla en la jaula. Sí, cierto que un canario amarillo no es un limón pero ambos comparten la misma luz y la misma presencia. Con ese sencillo y metafórico gesto Miguel dota de vida a un limón, lo convierte en ave. Años más tarde el poeta palentino Francisco Vighi escribiría: “Cuando murió mi canario / metí en la jaula un limón / soy un caso extraordinario / de imaginación”.

Celia Corral Cañas sabe que el endecasílabo y la metáfora son dos pilares del hecho poético, de ahí su empeño en convertir en verdad nuestros impulsos y nuestros pulsos animales.
Señala Rafa Pontes en el prólogo: “Celia vive en el mundo con párpados, labios y metáforas: ve, nombra, trasciende. Así acontecen los días de la artista en esta selva de hombres que, por mor de la palabra, se transfigura en la ciudad ideal de los animales. Un espacio donde los seres convivimos, amantes y amados, civilizada y salvajemente”.

Voz, animal y piel son los puntos cardinales que permiten a Celia explorar el mundo con la brújula de la metáfora pero son también parte constitutiva del poema.
Un poema ha de tener voz y música y ritmo y cadencia, y el endecasílabo se encarga de afinar las palabras para que suenen en un hilo de voz y un hilo musical que enfatiza su mensaje, su ADN interno. Pero el poema también ha de tener piel y éste debe respirar hacia dentro y hacia fuera de la epidermis. Mirar debajo del caparazón, del corazón coraza que señalaba Mario Benedetti en uno de sus conocidos poemas.
Y el poema ha de ser también ese animal que vive y se defiende por sí solo. Que nos muestra los miedos y nos invita a mudar la piel o el sentimiento.
Todos los seres que se concitan, a modo de bestiario, en este libro conforman el ecosistema habitual de Celia, su hábitat natural. Ella es en sí misma muchos de los animales aquí reseñados y nos enseña a buscar la oveja de nuestra pareja. Un bestiario, como bien señala José María Cumbreño –en una de las citas del libro– es un “álbum de familia”.

Busquen una foto familiar de algún momento importante en sus vidas, un bautizo o una boda, por ejemplo. Escriban qué ven en esa foto, qué emociones y sentimientos pasan por cada uno de sus protagonistas. Hagan después un ligero cambio. Dónde escribieron padre pongan “lobo”, donde pusieron abuelo escriban “búho”, donde anotaron novia pongan “gacela”. El resultado será una fábula –con moraleja o no– y el escenario donde tuvo lugar esa instantánea se convertirá por unos momentos en bosque.

En un espléndido ensayo titulado “En la traza. Pequeña zoología poemática” Chantal Maillard acude a la imaginería zoológica para explicarnos el trabajo de creación del poeta.
El erizo y el cangrejo ermitaño –dirá Maillard– son ejemplo de descubrimiento. Al creador poco le importan las alturas, no es el fénix o el águila con su omnisciente vista de pájaro el que atrae únicamente su atención. El poeta ha de mirar a ras de tierra la realidad que existe y ha de aprender a devanarla como a un ovillo. Hay un poema, cercano al haiku, de Julien Vocance (seudónimo de Joseph Seguin) en el que relata una de sus muchas visiones de la Primera Guerra Mundial:

Quince días a ras de suelo,
mi ojo conoce los más leves montículos,
las mínimas hierbas.


Para Chantal el poema es “como el erizo de Derrida, un pequeño animal que se cierra sobre sí mismo. Un animal temeroso y humilde que solamente se abre en la mano de quien está a la escucha. El poema para mí es algo así. Es algo que se encuentra a ras de suelo.”
El cangrejo ermitaño, por su parte, toma su vestimenta de un muerto, del mismo modo que el poeta toma sus palabras de otros poetas vivos o muertos en un ejercicio de tanatocresis. Porque la poesía está hecha de velos y desvelos. Un poema, o un poeta, como una cebolla, tienen muchas capas. Y todas se complementan.
Junto al acto creativo que descubre, encarnado en el erizo y el cangrejo ermitaño, está el poema que construye. El mundo y su materia no son una realidad dada, hay que manufacturarla. La araña se encarga de tejer y destejer como Penélope las distancias y las esperas, el día a día. Este sería el modelo de construcción que propone Chantal.
Y junto al descubrimiento y la construcción de la realidad tendríamos el estremecimiento y el cuestionamiento que nos producen las cosas al mirarlas, incluso antes de ser nombradas.
La realidad no es algo estático sino inestable. A Maillard le interesa, más que la materia y la forma, el ritmo y la trayectoria que alteran dicha materia.
Y aboga por una escritura que cuestione las cosas y su concepto, plena de inocencia, que anteponga el estremecimiento que producen esas cosas antes de ser nominadas, cuando parecen muertas. Siempre el “esto” antes que la flor, dirá Maillard, para referirse al niño al que ya le han explicado qué es una flor pero vuelve a preguntar: ¿qué es esto?
El escritor y su escritura han de ser, en este sentido, como un caracol, humildes, han de trazar con hilo de baba el intersticio de las palabras y las cosas, sin pretensión alguna.
“El caracol pasa sin defenderse. Transita. En la mano, apenas sentimos una ligera humedad que luego cristaliza”, señala Chantal.
Celia es erizo, cangrejo ermitaño, araña y caracol. Y su literatura planea sobre su vida y muchas veces no acertamos a advertir cuándo está fuera o dentro del poema.

Todos ustedes conocen la máxima de Terencio: “Homo sum, humani nihil a me alienum puto”, con perdón. “Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno” o más certeramente “Hombre soy (y pienso que) nada de lo humano me es ajeno”. A Celia nada de lo animal le es ajeno de ahí que comience con el breve poema “Animal soy”. Y dirá también Celia en el pequeño envase de un haiku:

Es el humano
el peor animal
para el humano


Celia nos muestra qué misterios, además de las llaves, guarda el fondo del mar, qué hay en el océano, las “placenta de los dioses” como escribe la autora.

Pero también señala los secretos que nos aguardan en tierra como la araña que teje con su hilo la madeja “del te quiero y me quieres” que diría Lorca. Una araña que nos envuelve con su tela, que es frágil caparazón, o trampa o enredo. ¿No es la vida acaso un continuo tejer y destejer hasta que una de las Parcas corta el hilo definitivo?
Todos tenemos una máscara, o un papel animal que interpretar. Pero poco sabemos de esa trastienda donde ocurre todo. Así que Celia nos pasea por las bambalinas donde muda el animal su cuerpo o su piel y se transfigura. Somos oruga pero también mariposa.
Pero hay un animal, entre la fauna que transita por las páginas, que despierta con un rocío especial la curiosidad de Celia: la medusa, ser eléctrico, ser mitológico, ser divino pero también un ser doméstico en muchas de las playas y que provoca a un tiempo admiración y miedo.
Rafael Pérez Estrada, en su libro Diario de un tiempo difícil, un hermoso poema que concluye con medusas, en una comparación inolvidable:

[…]
En ocasiones es fácil confundir a los paracaidistas
náufragos con las grandes medusas.


También, en muchas ocasiones, nosotros confundimos al hombre o la mujer con el animal que late bajo su coraza. Hay un paralelismo continúo en los poemas de Celia entre hombre y animal. Tal vez las palomas, símbolo de paz y animal querido por su voluntad mensajera, nos recuerden el drama de muchas mujeres que pasaron de ser queridas a odiadas y maltratadas.
Ese es el ejercicio hermenéutico al que Celia nos invita al desentrañar, como augures, sus poemas. Y en esa tarea de exégesis descubrimos como la lucha fratricida entre hermanos puede ser contada por dos ratones que se enfrentan por el queso.
Cada animal refleja o simboliza una pulsión humana, de ahí que los seres de este libro tengan mucho que mostrarnos, tal y como hacían las fábulas de Esopo o La Fontaine. Pero aquí la moraleja está en manos del lector y de su capacidad de análisis o mimetismo.

Miremos por tanto al hombre a través de la piel del animal o viceversa y hallaremos poemas amables, dóciles como animal querido. Pero también poemas duros que esconden entre sus vísceras el grito y el dolor. Uno de esos textos titulado “La bestia” me recordó un poema que escuché a Laura Giordani aquí en Salamanca. Ambas autoras nos muestran a ese animal humano que es capaz de arrebatar la vida a unos frágiles gatos o perros recién nacidos y acabar con sus alientos en un saco de plástico en medio del río que es el morir.

¿Cómo es la vida de unos peces en esa región minifundista de agua que es una pecera? ¿Qué extrañas aves anidan en nuestras miradas? ¿Cuándo asoma en nosotros el tigre con sus garras o la libélula con su elegancia y levedad? ¿Qué cuentan a cerca de Colón y el genocidio del descubrimiento las aves del paraíso en sus tuits o en sus crónicas? ¿Qué nos enseñan animales como el perro, el gato, el pájaro, el hámster, los peces, los dragones? ¿Qué gime el animal herido que a veces somos?

Lean el libro y podrán despejar todas estas incógnitas pero cojan aliento antes del final pues Celia reserva para ese momento un poema collage, o un poema anaconda, donde enuncia con el metrónomo del endecasílabo qué hay más allá del transparente velo de la medusa, qué oscuras intimidades se ocultan en la piel, la suya propia, la de la medusa, la nuestra. Con el título “La oscura intimidad de la medusa” la autora teje un poema torrencial donde conviven Batman y Penélope, Ulises y Caperucita Roja, un ejercicio de patchwork donde lo real y lo irreal confluyen, un poema que es síntesis de una cultura globalizada y posmoderna donde la clásico y lo digital se dan la mano, donde literatura y música señalan sus convergencias, donde cabe la expresión del amor en sus dos variantes de alianza y condena. Un poema intenso y revelador que eriza nuestra piel tras una serie de poemas breves y de haikus, mucho más contenidos y cerrados.

No hay duda de que los animales han atraído desde siempre la curiosidad científica y social del hombre: sus modos de vida, su hábitat, su orden jerárquico, sus costumbres. Pero también los seres de fantasía que ocupan muchas páginas en los bestiarios han seducido a los poetas.
Pablo Neruda, Julio Cortázar, Borges, Juan José Arreola escribieron bestiarios con seres naturales o sobrenaturales. Existen bestiarios hasta en formato haiku como el de José Juan Tablada, poeta mexicano al que gustaba jibarizar el verso. Es comprensible entonces que Celia también se interese por las criaturas que pueblan nuestra vida y nuestra imaginación. Y por eso nos ofrece aquí, tras la piel de este libro, su voz y sus huellas. Corresponde ahora al lector explorar y reconocer esos rastros y esos indicios para saber qué voz late o grita en cada verso. Porque como bien dice la autora en otro haiku:

Todas las huellas
hablan del animal
que las observa


Quizá las tres edades de la alegoría de Tiziano sean en realidad cuatro y en cada una de ellas tal vez vistamos una piel distinta: de patito en la infancia, de cebra en la adolescencia, de gaviota en la juventud y de tortuga en la madurez. Cada piel con su voz y por tanto muchas voces diferentes.

Llegamos al final de estas palabras. Y he elegido para cerrar esta alocución un poema que arropa con su emoción la zoología de extravíos de mi querida Celia cuyo primer apellido, “Corral”, es casa y piel para el mío, “Vacas”. Se trata del poema dedicatoria que Ángel García López, un poeta del que he aprendido mucho, incluye en su libro “Bestiario”. Con él me despido:

Amados animales, monstruos míos,
mis familiares de lo cotidiano,
mis ingenuos, malvados enemigos,
compañeros de selva y de escenario,
de rostro semejante e igual oficio,
con los que vivo y envejezco y hablo
sin eco sobre un páramos infinito,
exactitud de oxígeno y de espacio.
En vosotros, a imagen, me defino.
Me nombro vuestro, os siento mis hermanos.
Os amo porque os odio, sois yo mismo,
espectros como yo, triste relámpago.
Gemelos de mi sombra, estáis conmigo,
edificados de mi mismo barro;
de misma carne, corazón, latido,
identidad de garras y de hálito.
Os amo porque os siento mis testigos
de tanta defunción de tantos años,
de tanto daño como el tiempo hizo.
Por eso os odio. Y por eso os amo.


Muchas gracias


Os dejo con un videopoema que Ada Trzeciakowska hizo sobre uno de los poemas de Celia:

10.1.19

Fieramente existiendo


Imagen: Joan Brossa

“La poesía es un arma cargada de futuro” dice el ingeniero de la poesía Gabriel Celaya en uno de sus grandes poemas. Y Roger Wolfe, con la pólvora aún reciente de ese verso, acciona el percutor de sus palabras y añade: “Y el futuro es del Banco de Santander”.

Hoy quiero invertir mi tiempo y mis palabras en un banco de peces, nadar contracorriente en un océano sin nombre hasta alcanzar la orilla que me salve. Recoger uno a uno los pecios y recuerdos que nos devuelve el tiempo, actualizar mis cuentas aún pendientes con la vida y el amor, repasar uno a uno los movimientos –sístole y diástole – de mi devaluado corazón, sacar del plazo fijo mis poemas y canjearlos por cromos en los parques, dar crédito a mis sueños, poner al día la cartilla de mi infancia, romper los bonos del tesoro aún no escondido, saldar todas las letras que me ahogan.

Porque la vida se nos va en cada suspiro, haciendo cuentas y balances, poniendo nuestros sueños en remojo para el día de la fiesta, ordenando los días y las noches como si fueran los juguetes de aquel niño que nunca más seremos. Y entre tanto, el futuro se nos escapa de las manos como un globo de helio y sólo conjugamos los verbos en presente.

Y en ese lento discurrir del tiempo las palabras pierden interés, se devalúan, dejan de ser preferentes, se cotizan a la baja. Y no encontramos ni sentido ni valor alguno en el poema y nos quejamos de lo que suben los libros y no de lo que baja la esperanza y apenas advertimos el valor añadido de un buen verso que nos haga temblar de lluvia y emoción, que nos mueva a reinventar el futuro desde la sensibilidad, desde el amor, desde nuestras acciones cotidianas.

Y mientras tanto los mendigos y los desahuciados de esta sociedad deficitaria se envuelven con sus cajas en las cajas y los bancos. Y los ancianos aguardan el temblor de los días siguientes sentados en un banco a la intemperie, desengañados de todo, repasando uno a uno los pocos granos cosechados después de tanto esfuerzo, de tanta lucha y tanto sufrimiento.

Y así seguimos. Depositando una y otra vez nuestros bienes y nuestro futuro en los mismos bancos que nos engañaron, dando crédito a los mismos políticos corruptos, hipotecando una vez más nuestros sueños.

Hoy voy a abrir de par en par las puertas de mi blindado corazón para que salgan a volar, como vilanos, los números rojos de mis sentimientos. “El corazón, ese órgano bursátil”, como diría Susana Barragués, esa sucursal de uno mismo, esa caja de caudales donde atesoramos lo que verdaderamente importa, lo que puede cambiar el curso de las cosas, lo que nos hace ricos de verdad: la emoción, la pasión, el amor.

Así quiero vivir, fieramente existiendo.

8.1.19

Entrevista a Nicomedes de Castro "Medes", un armuñés universal


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“El baile charro, cuanto más parao más bonito”

Medes, armuñés ejemplar, hombre polifacético, popular tamborilero, poeta, cantautor…
Un hombre que ha recorrido medio mundo. Siempre estuvo dedicado al campo, pero el tamboril le ha dado fama y mundo: Italia y Francia entera, Bélgica y casi toda España: Marruecos. Su particular museo “El Rincón Salmantino” está compuesto por piezas de la más diversa índole y procedencia.



-P: ¿Qué significa lo charro para un charro?
-R: Salamanca. El traje charro es lo más grande que tiene España, y el baile más bonito de España es el baile charro. Un catalán, ná, y un andaluz, venga con las manos; pero el baile charro, cuanto más parao más bonito. Cuanto más asentao más bonito.


P: El Mariquelo es el tamborilero más conocido ahora…
-R: El Mariquelo es un chulo serrano, que sé de dónde es. Una vez, en el festejo de una peña de tamborileros me ofreció su gaita para tocar porque decía que “ha tocado donde no ha tocado nadie, donde no ha subido nadie”. Y le dije: “esta gaita toca tú con ella todo lo que quieras. Antes de nacer tú ya había subido este charro donde tú has subido”.


P: Usted es de Villamayor, tierra de canteros…
-R: Salamanca le debe mucho a los canteros de Villamayor, ya está bien todo lo que ha tenido que trabajar este pueblo. Los canteros son parte de mi vida. Tengo en mi museo las herramientas del gran labrante, cantero y tallista de Villamayor José Hernández “Pepe el Limones” y uno de mis poemas dice “Te tengo dentro del alma, pedestal de piedra franca”.


-P: Con tanto mundo como tiene, tendrá mucho que contar, habrá conocido a mucha gente…
-R: Franco una vez me dijo: “¿Cuesta mucho tocar estos instrumentos?” Y yo le dije que el tamboril y la porra lo toca cualquiera: la gaita es la que jode. Y luego me puso el brazo encima del hombre y dijo: “Así que la gaita es la que jode, ¿eh?”
Con Pío XII hay una anécdota que me costó hasta llorar. Él me dijo: “¿Y tú de dónde eres?. De Salamanca, le respondí. Y abrió los brazos y dijo: “¡Oh, Universidad!, ¡Oh, Salamanca!” como si estuviera abrazado a ella (Llora de emoción cuando nos lo cuenta).
También conocí a Juan Pablo II y me dio un pergamino conmemorativo de su estancia en Salamanca.


El Rincón Salmantino
La entrada al museo de Medes se franquea mediante el permiso de una vieja carraca que antaño anunciaba la Semana Santa en el pueblo.

En la planta de arriba, el visitante puede ver: pequeños frascos en los que hay tierra de Nazaret y de las catacumbas de San Calisto…, un coral griego, un fragmento de lava volcánica, balas de la guerra de la Independencia, bayonetas francesas, un fusil, un casco alemán, granadas, un cohete de aviación, muestras pétreas de Egipto, del Templo Nubio Debod, de la Alhambra, de la Torre de Pisa, de la Basílica de San Pedro, de las Catedrales de Viseu, Segovia y Orense.

Calaveras y huesos de animales y personas, una seta de 5 kilos, fósiles de todo tipo (hasta de un cocodrilo), el escudo que le concedió la Reina Berenguela a una mayordomo de Villamayor, toda clase de aperos de labranza, instrumentos musicales de todos los lugares, un viejo gramófono, careles de ferias y de toso, su antiguo lecho nupcial, la cuna que arrulló a su numerosa prole, su pupitre de escuela y hasta un libro titulado “¿Qué se puede hacer sexualmente a partir de los 50 años?. No falta en el museo un altar donde dice: ¡Señor!, ¡Señor! / que tengas piedad de mí. / Yo te pido este deseo / y que ruegues por los que entran / en este pequeño museo.

También forma parte del “Rincón Salmantino” la Taberna de Chirico, un antiguo bar que él trasladó a su museo. La leyenda de este clásico lugar dice que “el que entre en la Taberna de Chirico tiene que mojar el pico” Nosotros, por supuesto, no faltamos.


Planta baja
En la puerta de la planta baja, hay un letrero que dice: Esta puerta bien se ve que ha quedado un poco baja. / El que quiera entrar por ella / que agache la calabaza…
Su mujer, su hijo y uno de los que suscribe no hicimos caso del anuncio y, claro… En esta parte del museo, contigua a la casa, nos encontramos con reproducciones del retablo de la Catedral Vieja, una réplica de la “Colada” del Cid, poemas dedicados a Gabriel y Galán, a Unamuno, sus premios, diplomas y demás galardonas…
Además, un busto de Medes y la maqueta de su estatua emplazada en Pizarrales, ambos realizados por Agustín Casillas.
Una variopinta colección de sombreros pone un toque exótico a su particular muestra: de guardia civil, de militar, de chófer, de lugares como China, África, Cipérez… Uno de ellos tiene una significación especial para é, pues se lo dio un muchacho de Palencia que murió en sus brazos en la batalla de Teruel.


Obras musicales
Son muchas las piezas musicales compuestas por Nicomedes. De entre ellas destacan sus dos Zarzuelas Charras tituladas “Aires Armuñeses” representadas en Salamanca por las compañías “Ases Líricos” y “Educación y Descanso”. Una de estas zarzuelas fue instrumentada por don Aníbal Sánchez Fraile. En su repertorio También se incluyen pasodobles, coplas, un himno a la Peña Unionista, charradas y una marcha a la Virgen de la Vega que dice: A la Virgen de la Vega /, le tengo yo que decir /, que la traigo y que la llevo /, en mi gaita y tamboril. / Yo te llamo Reina y madre / que otra charra no asemeja / y por esbelto palacio / tienes la Catedral Vieja…


¡Quién en sueño lo diría!
¡Oh! Peñón de piedra franca
que historia le diste un día
a la ciudad de Salamanca.
… Peñón de Canteras Recias
tienes sonrisa de niño,
de abolengo castellano,
olor de anís y tomillo
…Morada de agreste roca,
lozana espiga de trigo,
entierra parda de Armuña
hoy mil veces te bendigo.

Fragmento de su poema “Peñón de las Canteras Recias”


Tomás Sánchez y Raúl VacasLunes, 16 de mayo de 1994
Foto: Manuel Sánchez

4.1.19

Entrevista a Maese Antonio, de la Covachuela, el supermán de la bandeja



“Saber recibir, saber atender, saber despedir”


La Covachuela, inaugurada el 12 de febrero de 1964, es una de las tabernas más típicas de Salamanca. El arte, la poesía, la música y la genialidad de maese Antonio con su clásica bandeja han hecho de este lugar casa y cátedra del vino, el buen yantar y la cultura.


-P: ¿Por qué “la Covachuela”?
-R: Covachuela, según la Real Academia de la Lengua Española, es sótano de grandes monumentos. El gran monumento está arriba, en la Plaza Mayor… Cuando yo cogí este local, mi madre me dijo que me había quedado con una de las covachuelas de las del juzgado. Estas se llamaban así porque lo que hoy es el Gran Hotel, antes era el Juzgado. El nombre de covachuela se le daba, también, a todos estos locales que estaban debajo de los soportales, donde se vendían tripas para hacer la matanza y aperos para el campo.

-P: ¿Es lo mismo maese Antonio que la Covachuela?
-R: Pues mira, maese Antonio siempre tan trabajado en la hostelería bastante diferente a los demás. Desde muy niño, el público iba a verme trabajar porque les agradaba muchísimo. A través de los años la gente me empezó a llamar maestro de la profesión, hasta que Agustín Casillas me bautizó con el nombre de maese Antonio y desde entonces todo el mundo me llama así.

-P: Su arte con la bandeja y las monedas, ¿cómo nació?
-R: Surge como surgieron otras muchas facetas en el modo de trabajar. Yo encuentro un poco tosco el recoger y andar escarbando una a una las monedas que me dejaban en la bandeja para cobrar unos vinos. Siempre he buscado la parte más elegante y la forma más inverosímil de realizar las cosas. La práctica, después, te hace maestro. A la gente le gustó tanto que venían para ver cómo hacía volar las monedas. La cosa tomó tanto interés que casi todas las televisiones me han llevado a realizar “la bandeja europea! en programas como “Qué gente tan divertida”, de Tele 5. “El show de la 1”, “Más estrellas que en el cielo” y “A vista de pájaro”, en TVE. O incluso en Hispanoamérica, en el espacio “300 millones”

-P: ¿Qué es para maese Antonio su profesión?
-R: Lo importante de todo esto, en esta profesión en la que llevo desde los catorce años y a la que tengo tanto cariño es el respeto hacia el público, el saber recibir, el saber atender, el saber despedir.

-P: Los camareros de hoy, ¿ya no son cómo los de antes?
-R: Nunca se ha alternado más que ahora y nunca ha exigido menos el cliente que ahora. Este no exige nada. Quiere que le sirvas bien, quiere que le atiendas bien, pero el camarero de hoy no está tan pendiente del cliente como lo hemos estado nosotros, que así no enseñaron desde pequeños.

-P: Por la Covachuela han pasado ilustres de España…
-R: Tengo varios libros con nombres y firmas que han pasado por Salamanca y han dejado huella en esta casa… ¡Déjame la gafas, éste… Rafa! Por ejemplo: Farina, Gloria Fuertes, Torrente Ballester, Arévalo, Arturo Fernández, El cordobés, Pepe Ledesma, Venancio Blanco, El Viti, Agustín Casillas, Ramón Melero y el Coro Universitario, cuyos miembros afirman que la Covachuela es su segundo lugar de ensayo.
Por aquí han pasado grandes personajes que antes eran estudiantes y que cuando los he visto en la tele he dicho: ¿pero es posible que éste haya llegado a esto con lo que le gustaba el tinto?

-P: Con tanto estudiante, habrá buenos casos de picaresca…
-R: Hay veces que vienen cinco estudiantes. Piden tres vinos y dos no toman nada porque dicen que están mal del estómago. El estómago es la cartera, ¿sabéis? Yo entonces, en lugar de poner tres, pongo cinco y les digo que al final de mes veremos. Quiero deciros con esto que conozco bien a los estudiantes. Como a aquel tuno que nos gastó una “broma” a los tres inteligentes de la casa: a Mundi, a Nica y a mí. Cuando el chato de vino valía dos pesetas, hace 25 años, uno al que llamaban el Judas, me pidió prestadas diez pesetas porque tenía un compromiso con unas chicas. Resultó que luego nos enteramos que nos las había pedido a los tres. Cosas de la picaresca estudiantil.

-P: Salamanca….
-R: Salamanca la llevo tan dentro que te tenido ocasiones de establecerme en cualquier parte de España pero me acuerdo de los estudiantes, de la Plaza Mayor y… claro, siempre me he quedado aquí porque me tira mucho esta ciudad.
Siempre que mi señora y yo hacemos algún programa de televisión lo iniciamos cantando estrofas de canciones charras y recitan a Salamanca.

-P: ¿Cuál es el encanto de la Covachuela?
-R: La gente disfruta con el entorno que tiene la Covachuela porque, por desgracia, van quedando pocas tabernas típicas clásicas de este estilo. Cuando me quedé con este local le dije a Ramón Melero y Agustín Casillas que lo vinieran ver porque quería hacer una decoración de taberna típica castellana y nadie mejor que ellos me podía orientar. Y con poco que le dije… Esta taberna creo que ha gustado a todo el público. Tanto es así que Don Rafael Laínez Alcalá, entonces catedrático de Historia del Arte, me dijo: “Ya es hora de que se haga una taberna donde se dé vida al Lazarillo de Tormes”. Mucho antes de que se pusiera en el Puente Romano o en el Regio, ya puse yo al Lazarillo en mis paredes y techos. Y ay decía entonces: “El Lazarillo de Tormes / se metió en la Covachuela / y dicen que desde entonces / su historia en el mundo suena”.

-P: Maese Antonio… París siempre será París…
-R: ¡Pero le falta la Covachuela! Raro es el día que no recibo una carta de estudiantes de todo el mundo que recuerdan los buenos ratos que han pasado en mi taberna. Uno de ellos me envió una postal desde Francia en la que me decía: “De verdad, maese Antonio, te digo que París siempre será París, pero le falta la Covachuela”.


La Covachuela es un bar
donde brotan los almendros,
mezclados con vino tinto
y amasados con mis sueños.
Covachuela es el lugar
de estudiantes y vencejos,
reunión de lindas chicas
como primavera al viento.
si no es por ti ¡Qué bien muero
vino de la Covachuela!

(Fragmento de un poema de Pilar Mesonero)


Tomás Sánchez y Raúl Vacas
Foto: Manuel Sánchez
2 de mayo 1994