Pasa al interior y ponte cómodo

22.5.06

Consumir preferentemente (Anaya)



Ya está a la venta el libro Consumir preferentemente, con ilustraciones de Pep Montserrat.
Aquí tenéis un aperitivo, para abrir boca


El amor, un producto de primera necesidad
La vida, la mejor de las rebajas
La muerte, un artículo de lujo



Modo de empleo

El niño no es una botella que hay que llenar,
sino un fuego que es preciso encender

MONTAIGNE

Aprender ya no es conocer, descubrir, acercarse a las cosas con una linterna llena de luciérnagas para verlas por dentro; desentrañar sus ecuaciones, sus números atómico y su esqueleto; interpretar la vida, buscar los planos de la fantasía, desplumar las ideas, darles vida propia, avivar el fuego del que habla Montaigne.
Hoy aprender es otra cosa: es acumular chatarra en los bolsillos, dar cuerda a la palabra aburrimiento, poner un cascabel a una gran caña de pescar y esperar por si pica algo que nos interese.
Creo que la mayor parte de los alumnos, profesores y padres hemos caído en la trampa de una sociedad antropófaga; que la productividad, el estrés y la falta de tiempo, entre otros muchos males, han acabado por matar el gusanillo de la curiosidad y el gusto por los libros.
Pero no todo, por suerte, es de este modo, y aún hay niños y jóvenes, en peligro de extinción, que vuelven sorprendidos a sus casas después de alguna clase que les hace soñar con un posible cambio de estrategia.
Este es un libro para inmiscuirse en el mundo; para recuperar el tiempo y engrasar los sueños y las utopías; para trepar a un universo de andar por casa y encender la luz en un poema o para descubrir, al otro lado del ojo de la cerradura, el tráfico diario de las palabras.
Creo que la literatura y la vida son una misma cosa y que la realidad y la fantasía no tienen en sus tapas fechas de caducidad, aunque convenga consumirlas preferentemente.



Forgotten

Porque el olvido estuvo siempre detrás de una ventana o unos labios
porque la muerte nos aguarda indiferente para pulsar
la tecla off del corazón
porque la lluvia nos reúne en la tristeza
porque tus besos de yogur me hicieron daño
porque si alguna vez, o dos, miras el mar, verás que sólo hay nieve
porque te quiero absurdo como soy.


Post-it

Perdón por el amor que a veces no se darte y se evapora.
Perdón por recordarte que el silencio existe,
que la mentira es un artículo de moda,
que tus lágrimas son lluvia destilada.
Perdón por enredarme en el ovillo del orgullo
y descuidar la calma y la ternura.
Perdón por no encontrar la frase exacta
que nos salve del frío y la tristeza.
Perdón por destapar el tarro de los miedos
y dejar que aleteen en tus ojos.
Perdón por no creer en el mercurio y en los puzzles,
por los condicionales simples y compuestos,
por el amor de encargo,
por el miedo al presente y al futuro,
por no traer el pan esta mañana,
por olvidar el día de tu cumpleaños,
por soñar a escondidas.
Perdón por no llamar a tiempo.
Perdón por levantar el tono.
Perdón por mi descuido y mi torpeza.
Perdón por no decir perdón.


Cenicientas

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde.

JAIME GIL DE BIEDMA
Poemas póstumos


A las muchachas rubias de los cuentos
que huyeron del amor sin hacer ruido
les hablaré del pájaro sin nido
que odia las migas de los sentimientos.

A las muchachas de ojos cenicientos
y el corazón cuché, mudo y partido,
les hablaré de un reino prometido
donde las vírgenes tienen descuentos.

Y a las muchachas que hablan de los hombres
en los servicios de las discotecas,
a las que empolvan tristes su retrato

y hacen quinielas con los nombres
de príncipes con gafas y con pecas
les firmaré en la suela del zapato.


Gracias a Samuel Alonso, Antonio Ventura y Martha López por hacer posible este libro.
Gracias a Pep Montserrat por su mirada y sus ilustraciones.
Gracias a Nacho Escuín por la presentación en la Universidad de Zaragoza.
Gracias a todos los que asistieron al acto: entre ellos Daniel Nesquens y Elisa Arguilé.
Y gracias a las librerías Los portadores de sueños y Cálamo por su apoyo y por hacerme sentir como en casa.
Enhorabuena a Karmelo C. Iribarren por El tamaño de los sueños, publicado en esta misma colección.